Victoria Anna Perea entró en la historia de la medicina española desde el mismo momento en que nació. Un 12 de julio de hace 40 años, en la clínica Dexeus de Barcelona, esa bebé de casi dos kilos y medio se convertía en la primera persona en España en nacer tras un proceso de fecundación in vitro. Los medios de comunicación de todo el país corrieron a contar este hito de la ciencia y siguieron retratando su crecimiento durante las últimas cuatro décadas. Hasta hoy. “Desde que tengo recuerdo, en los cumpleaños venían periodistas a casa. Mis padres me decían que era porque había nacido de una forma especial. Y cuando fui creciendo, lo fui entendiendo. Siempre lo hablamos con mucha naturalidad”, cuenta al otro lado del teléfono. Su nacimiento alumbró los primeros pasos de la reproducción asistida, una disciplina que, tras 40 años de desarrollo y 12 millones de niños nacidos gracias a ella, ha alcanzado la madurez con técnicas menos invasivas, procedimientos más efectivos y un giro en el perfil de las pacientes.