Un cerdo volador, con una especie de capa de superhéroe al lomo, se quedó proyectado durante unos segundos en la pantalla gigante del salón de actos del Hospital Sant Pau de Barcelona: “Se solía decir que los xenotrasplantes funcionarían cuando los cerdos vuelen. Pues los cerdos ya vuelan”, resolvía contundente el cirujano de trasplantes Muhammad Mohiuddin (Hyderabad, India, 59 años) para concluir la conferencia científica que impartió hace un par de semanas en el centro barcelonés. Este médico, director del programa de Xenotrasplante cardíaco de la Universidad de Maryland (Baltimore, EE UU), es pionero en el trasplante de corazón de cerdo a humanos: su equipo realizó con éxito el primero del mundo en 2022 al paciente David Bennett y repitió el hito en 2023 con Lawrence Faucette. Los médicos lograron trasplantar el órgano animal en los dos casos y alargar la vida de estos hombres, pero por poco tiempo: ambos fallecieron a las pocas semanas de recibir el injerto. Su historia, no obstante, constituyó la prueba viva de que podía hacerse. La técnica era factible: un corazón de cerdo podía latir en el pecho de un hombre.