Apenas representan el 1,35 % de la superficie terrestre del planeta, pero algunos de los hitos de la civilización humana solo fueron posibles gracias a los oasis. Sin ellos, los primeros humanos que salieron de África habrían tenido mucho más difícil lograrlo. Fueron los andamios sobre los que se sostuvo la Ruta de la Seda que conectó Europa y Asia en la antigüedad. Estas islas de agua resultaron puntales de procesos históricos claves, como el tráfico de esclavos entre el África subsahariana y la Roma imperial, las invasiones del oeste desde el este asiático o la expansión del Islam. Ahora, un grupo de científicos ha creado su mapa mundial observando dos procesos paralelos de los que, en un futuro cercano azuzado por el cambio climático, solo puede quedar uno: mientras algunos de estos vergeles están en expansión por la intervención humana, otros están retrocediendo ante el avance del desierto. A medio plazo, los expertos solo tienen clara una cosa: su futuro es incierto.