En 2017, el huracán María asoló Puerto Rico, acabando con la vida de miles de personas. Entró por el suroeste, arrasando primero Cayo Santiago, una pequeña isla donde viven centenares de macacos rhesus (Macaca mulatta). Desde hace casi un siglo son estudiados por biólogos de todo el mundo. Tras el desastre, los científicos comprobaron que estos monos, una de las especies de primates más violenta, habían aumentado su tolerancia hacia los demás y reducido su agresividad. Ahora, en la segunda parte de este trabajo, publicada en Science, han mostrado cómo los animales que se volvieron más tolerantes compartiendo su principal recurso, la sombra, han reducido casi en un 50% su probabilidad de morir.
Los monos solidarios que compartieron la sombra de un árbol tras un huracán aumentaron su esperanza de vida
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