Un jugador de póker tiene malas cartas pero hace la mayor apuesta. El resto de jugadores se asusta por el farol y concede la victoria. Un comprador quiere negociar por un producto, pero no muestra interés. Primero mira otras cosas y pregunta. Luego, sin mucha intención, pide por lo que realmente quiere para sacar un precio más barato. Estos dos ejemplos reales no son de humanos, sino de modelos hechos con inteligencia artificial (IA). Un nuevo artículo científico titulado Los engaños de la IA: un estudio de ejemplos, riesgos y soluciones potenciales en la revista Patterns analiza los casos conocidos de modelos que han mentido, disimulado o adulado a humanos para lograr sus objetivos. Los robots no son conscientes de nada y solo buscan la mejor manera de conseguir lo que buscan, pero los autores creen que estos engaños incipientes auguran pésimos resultados si la legislación no limita las opciones de la IA.