Hace poco que se han cumplido cuatro años del triste episodio de anoxia en el Mar Menor, en el que casi tres toneladas de peces murieron en la playa de Villa Nanitos buscando oxígeno que les faltaba en el mar.
Durante noviembre de 2019 y abril de 2020 el Mar Menor recibió hasta 1.600 toneladas de nitratos. Todos procedentes solo una de las ramblas que desembocan en sus aguas, producto de los fertilizantes que usan en la actividad agrícola.
Si bien la justicia murciana investiga las desalobradoras que instalaron fuera de la ley, la falta de coordinación entre la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) y el Gobierno regional ha ralentizado los procesos. Además, las Danas amenazan con aumentar el nivel del agua dulce en la laguna salada. Algo que contribuiría, nuevamente, a la muerte masiva de especies marinas.
La prensa nacional comenzó a prestar atención a este grave problema ecológico que por alguna causa había pasado desapercibido hasta el momento.
Con todo, esto solo fue un preludio de lo acaecido en el verano de 202, cuando los peces comenzaron a aparecer muertos en todas las orillas del Mar Menor. La segunda anoxia ha marcado un antes y un después en cuanto al impacto mediático y el conocimiento de este problema por parte de toda la sociedad española. En la Facultad de Comunicación e Información se llevó a cabo un proyecto de innovación educativa para apoyar la campaña por la ILP del Mar Menor, iniciativa que ahora es ley y aspira a dotar de personalidad jurídica al Mar y a su cuenca. La ciudadanía firmó para ello y en la facultad se «preparó» la firma del propio mar.
A pesar de todo, sigue habiendo agricultores y partidos políticos(y personas que les votan) que niegan el tremendo daño que se está produciendo por culpa de la agricultura intensiva.
Reportaje patrocinado por el Ministerio de Transición Ecológica y Medioambiente