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Expatriadas

Ambientada en Hong Kong, la serie Expatriadas, ganadora de un Grammy, la trama gira en torno a la abrupta desaparición del hijo menor de Margaret durante una salida nocturna al mercado. La convergencia de tres mujeres estadounidenses, sus aventuras clandestinas, sus enredos amorosos y sus engaños se desarrolla en el contexto de las protestas del Movimiento de los Paraguas de 2014 en Hong Kong.





Margaret lucha contra un abrumador sentimiento de culpabilidad y desolación, mientras su compañera, Hilary, maniobra a través de las complejidades de un matrimonio que se desintegra. Al mismo tiempo, Mercy, una conocida casual y joven graduada de Columbia, cae en una serie de decisiones autodestructivas.
Margaret lucha contra un abrumador sentimiento de culpabilidad y desolación, mientras su compañera, Hilary, maniobra a través de las complejidades de un matrimonio que se desintegra. Al mismo tiempo, Mercy, una conocida casual y joven graduada de Columbia, cae en una serie de decisiones autodestructivas. Tres mujeres, tres historias entrelazadas por la confusión, el dolor y la búsqueda de una identidad que parece desvanecerse con cada paso.
Margaret, quien siempre había sido la piedra angular de su familia, se encuentra ahora atrapada en una maraña de emociones contradictorias. La culpa la consume por un error que no puede deshacer, por una decisión tomada impulsivamente que cambió el curso de su vida y la de los que la rodean. Su esposo, David, la mira con desaprobación, y ella siente cómo sus palabras se vuelven cuchillos al cruzar el umbral de su mente. Las discusiones se han vuelto frecuentes, y la distancia emocional se ha hecho tan grande que ni siquiera los recuerdos de tiempos felices pueden llenar el vacío. Margaret se pregunta si alguna vez podrá perdonarse a sí misma.
Mientras tanto, Hilary atraviesa la tormenta de su matrimonio en ruinas con una mezcla de desesperación y resignación. La relación con Tom, su esposo, era una vez lo que muchos considerarían ideal: pasión, compañerismo, y el sueño de una vida en común. Pero ahora, todo parece desmoronarse. Tom ya no es el hombre con el que se casó, y los esfuerzos por salvar lo que queda de su relación son en vano. La infidelidad, la falta de comunicación y la indiferencia han tomado el lugar del amor. Hilary siente que está atrapada, sin una salida clara. Sus hijos, aunque pequeños, son conscientes de la creciente tensión entre ellos, y eso solo aumenta su sentimiento de impotencia. Cada día se convierte en una lucha por mantener las apariencias, por no sucumbir a la tristeza que la consume. Pero el deseo de huir, de encontrar una forma de ser feliz nuevamente, crece con cada día que pasa.
Por su parte, Mercy, la joven llena de sueños y promesas, se ve arrastrada por una corriente destructiva de decisiones que no puede controlar. Tras graduarse con honores de Columbia, su vida parecía estar lista para despegar. Sin embargo, la realidad no ha sido tan amable. La presión por tener éxito y por cumplir con las expectativas de su familia y su entorno la ha llevado a tomar decisiones impulsivas, buscando respuestas en los lugares equivocados. En un intento por encontrar consuelo en las fiestas y en la vida nocturna, Mercy se adentra en un mundo de excesos que solo la lleva a una espiral descendente. Las risas de los amigos son cada vez más vacías, las relaciones superficiales la dejan más vacía y, aunque se encuentra rodeada de gente, la soledad es su compañera constante.
Una noche, mientras se encuentra en una fiesta a la que fue arrastrada por la insistencia de un amigo, se enfrenta a una revelación que la deja paralizada: la felicidad que tanto ha buscado en las noches interminables y en las fugaces aventuras no es real. La cara de Margaret y la mirada triste de Hilary vienen a su mente, y por primera vez, empieza a preguntarse si sus decisiones la han llevado por el camino equivocado.
Las tres mujeres, aunque no lo saben, están luchando la misma batalla de formas diferentes: la búsqueda de redención, la necesidad de sanar y la desesperada necesidad de encontrar un propósito más allá de las máscaras que han construido. Pero, por encima de todo, lo que las une es un profundo sentimiento de desconexión, de sentirse perdidas en un mundo que exige mucho y da poco a cambio. Sus caminos, aunque distantes, se cruzarán en algún momento, y lo que surja de esa convergencia podría ser el inicio de un proceso de sanación que las ayude a recuperar lo que una vez pensaron que habían perdido: sí mismas.
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Crítica de cine a la que le apasionan las buenas películas y
series de televisión. Es una gran conocedora el mundo audiovisual y del arte.