Nicolás González no se imaginaba marchar a duras penas en pleno febrero y en medio de una ventisca a -25 grados de temperatura. Para su consuelo, no lo hacía solo. Detrás, le acompañaban dos porteadores que cargaban con 25 kilos de equipo científico, aunque el grupo lo lideraba el alpinista vasco Alex Txikon. Todos ellos se dirigían al campo base del K2 en la cordillera del Karakórum (Pakistán), a muy pocos kilómetros de la frontera china. La misión del joven de 30 años, sin embargo, no era alcanzar la cima, sino hacerse con varias muestras de nieve de uno de sus glaciares, el Baltoro, de unos 60 kilómetros de longitud. Si todo salía bien, estaba más cerca de convertirse en doctor en Geología por la Universidad del País Vasco.