Más de un siglo después de su aparición, las ideas de la mecánica cuántica siguen generando resultados sorprendentes. Entre ellos, la computación cuántica, que promete dar lugar a los ordenadores más potentes conocidos, ocupa un lugar destacado. Pero para poder usarse de manera efectiva, estos diseños enfrentan una grave dificultad: su funcionamiento es tremendamente sensible al ruido, hasta el punto de que este hace imposible la ejecución de cálculos complejos. Las matemáticas permiten describir este fenómeno y mejorar los algoritmos cuánticos actuales, según muestran recientes resultados.