Muchas canciones se han escrito sobre bailar pegados, bailar solos, apretados, bailar como si nadie mirara… El tema ha sido analizado desde un punto de vista poético, pero no tanto desde el científico. Hasta ahora. Un estudio ha analizado la sincronía interpersonal en el baile humano. En la discoteca nos sincronizamos como una bandada de estorninos o un banco de peces. En parte porque escuchamos la misma música, que funciona como metrónomo y marca el tempo; pero también hay un componente social. El baile se imita, el baile se pega como un virus, se extiende y se contagia por la pista. “Es algo que todos sabemos”, explica Giacomo Novembre, neurocientífico y director del The Neuroscience of Perception and Action Laboratory (NPA Lab), responsable del estudio. “Pero no entendemos por qué sucede, cómo funciona este proceso de sincronización a un nivel casi subconsciente. Es lo que hemos querido averiguar”.