Artemisa era, según la mitología griega, la deidad de la caza, de los nacimientos y de la virginidad, protectora de los partos y de la fertilidad. Representada en el arte con el arco en la mano y un cervatillo a sus pies, la diosa también ha dado nombre a una vieja planta con conocidas propiedades medicinales: la artemisia, con efectos terapéuticos contra la malaria y, según una investigación reciente, puede que más allá de ella. En un cruce sorpresivo entre la ciencia y la mitología, un estudio científico ha alumbrado un nuevo efecto de un compuesto de la artemisia que evoca, más que nunca, al sino de la diosa: un artículo publicado este jueves en la revista Science apunta a que un derivado de estas plantas tiene potencial también para aliviar los síntomas del síndrome de ovario poliquístico, un complejo trastorno hormonal que afecta hasta al 13% de las mujeres en edad reproductiva y puede provocar, entre otras cosas, alteraciones en el ciclo menstrual, problemas metabólicos, acné o infertilidad.
Un compuesto contra la malaria alumbra una vía para tratar el síndrome de ovario poliquístico
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