Antes de la llegada de las vacunas contra el coronavirus, la tecnología que controlaba el ARN mensajero ya se estaba empleando contra el cáncer. El ARN se sintetiza en el núcleo de las células, lee las instrucciones escritas en el ADN y lleva el mensaje a las fábricas del organismo para que produzcan todo tipo de sustancias esenciales para la vida. Esa molécula imprescindible se utiliza ahora para crear medicamentos que indican a la célula qué proteína producir, para proteger al cuerpo contra un virus o eliminar un tumor.