Hace veinte años se puso en marcha un experimento tan revelador como divertido. Dos monos capuchinos, en dos jaulas vecinas, tenían que completar una actividad simple para recibir una recompensa: un trozo de pepino. Al recibirlo, lo comían agradecidos. Pero en una de las rondas, los primatólogos Sarah Brosnan y Frans de Waal le dieron un premio distinto a uno de ellos: una uva, mucho más valorada. Al verlo, el que recibe el pepino se lo tira airado a la investigadora. Vean el vídeo, porque es comedia de la buena. Su reacción nos hace reír porque es muy humana, y en el fondo nos atrae el sentido de la injusticia perfectamente desarrollado de estos pequeños monos.
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