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Identificada una nueva forma de alzhéimer genético presente en millones de personas

Un estudio publicado hoy plantea una incógnita con implicaciones científicas, médicas, éticas, incluso filosóficas: Si pudiera saber que va a desarrollar alzhéimer a los 65 años con casi el 100% de probabilidad, ¿querría saberlo?, ¿viviría su vida de otra manera? El trabajo publicado hoy acerca un futuro en el que los pacientes puedan tener esa opción. También aporta nuevas claves sobre las causas y los posibles tratamientos de una dolencia que sufren decenas de millones de personas en todo el mundo, que no tiene cura y de la que no están claras las causas.

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Las neuronas «bailan» al ritmo de la música

Estudios científicos independientes analizan cómo el cerebro humano transforma las notas en emociones.

Estudios científicos independientes analizan cómo el cerebro humano transforma las notas en emociones, un misterio que intriga a psicólogos y musicólogos desde hace décadas.

Siempre hay música. Los ritos en casi todas las religiones se subrayan acústicamente con canciones y, con ellos, las etapas vitales de millones de personas, desde su presentación en sociedad hasta su muerte. Equipos deportivos y enteros países condensan su identidad en una canción, que convierten en su himno oficial. La música lo marca todo, de lo más colectivo a lo más íntimo. Los enamoramientos, con “nuestra canción”. Las separaciones, con un tema de despecho o de melancolía. Las fiestas, eternamente ligadas al cante y el baile. Los cumpleaños. Las Navidades. Hay discos que quedan asociados a unas coordenadas emocionales y tienen el poder de llevarnos a un momento, un lugar o una persona. La música es uno de los elementos que más y mejor saben emocionar al ser humano. Lo que no se sabe muy bien es por qué.

Psicólogos y neurólogos llevan décadas intentando entender cómo percibe la música el cerebro, qué células y circuitos entran en juego. Si es un rasgo exclusivamente humano u otros animales, como los pájaros o algunos perros, son igualmente musicales. Si existen algunos ritmos universales o por qué la música en directo nos emociona más que la grabada.

Este mismo mes, tres estudios independientes han intentado arrojar algo más de luz sobre el tema. Sascha Frühholz, profesor de la Unidad de Neurociencia de la universidad de Zurich, es el autor principal de uno de ellos. Lleva años estudiando cómo se transmite la emoción a través del sonido, un tema que ha sido muy explorado, admite, pero en el que encuentra ciertas lagunas. “Apenas hay estudios que analicen la música en directo, y creo que es algo que todos sabemos a nivel personal, que en un concierto, sientes la música de forma más intensa”, explica en conversación telefónica.

“Los artistas suelen buscar esa conexión con el público”, explica en un intercambio de audios la psicóloga Rosana Corbacho, que lleva varios años especializada en tratar a músicos y otros profesionales del sector. “Hay que saber surfear esas olas emocionales para poder estar presente y abiertos a la conexión con el público. El estar sintiendo las mismas emociones o estar provocando ciertas emociones en un concierto es descrito como una de las experiencias más intensas en la vida de un artista”, reflexiona. Este sentimiento de pertenencia, de formar parte de algo, sirve como amplificador emocional, magnificando los efectos de la música en un público que reacciona al unísono ante un mismo estímulo. Es algo que se aprecia en los conciertos o discotecas actuales, pero que funcionaba igual en los ritos prehistóricos con música y baile frente al fuego. “Hay estudios donde se ve como al público que está bailando en un club una sesión de un DJ el ritmo del corazón se les sincroniza de alguna forma”, señala Corbacho. “Es como si nuestras neuronas bailaran al mismo ritmo”.

El siguiente estudio no tuvo lugar en un laboratorio suizo, sino en la selva boliviana. Allí llegó, después de días navegando por el Amazonas, un grupo de científicos para preguntar por ritmos, sonidos y musicalidad a la tribu de los Tsimane. Nori Jacoby, psicólogo del MIT, lideraba el experimento, que ha sido publicado en Nature. “Habría sido más cómodo hacerlo desde el sofá”, reconoce con sorna, “pero no fue así. Hicimos pruebas in situ con más de 900 personas de 15 países”. Muchas procedían de sociedades cuya música tradicional contiene patrones rítmicos distintivos que no se encuentran en la música occidental. Y se hizo un esfuerzo extra para buscar perfiles con poco acceso a internet para evitar que sus gustos musicales fueran demasiado homogéneos, explica Jacoby, que en la actualidad trabaja en Instituto Max Planck de Estética Empírica de Fráncfort.

¿Cómo reaprovechar la lava de un volcán?

Artículo donde investigadores del CSIC explican posibles usos de la lava que se debe retirar tras finalizar las erupciones volcánicas

Tras analizar la lava a escala nanométrica, los científicos estudian la utilización de sus componentes para fabricar materiales ecológicos en la bioconstrucción y otras aplicaciones. puede ser una opción para retirar la lava del volcán de La Palma.

Imagen de la erupción del volcán de La Palma en el año 2021.
Erupción del volcán Cumbrevieja de La Palma en 2021.

La importancia del conocimiento que puede aportar una erupción va mucho más allá de entender mejor la dinámica eruptiva y poder prever otras con mayor antelación; también arroja luz sobre el impacto sobre los ecosistemas y la biodiversidad, sobre la agricultura o los depósitos de magma. Sin embargo, además de su impacto, la innovación ocupa un papel especial en estas investigaciones, ya que hace años que los científicos investigan nuevas aplicaciones para los residuos volcánicos, que pueden ser aprovechados como absorbentes de contaminantes, como materiales ignífugos, biomasa y como material de construcción. “No existen residuos, sino materia prima en el lugar equivocado. Ya los romanos usaban las cenizas de las faldas del Vesubio para construir”, afirma el investigador del CSIC José Luis Costa-Krämer.