La IA llega a los entrenamientos de fútbol

Google DeepMind está desarrollando Tactic AI, asistente para ayudar a los entrenadores a entrenar los saques de esquina.

Google DeepMind está desarrollando Tactic AI, un asistente para ayudar a los entrenadores a elegir las mejores configuraciones de jugadores tras un saque de esquina. La herramienta se ha entrenado con datos de más de 7000 córneres de la Premier League y la han validado expertos del Liverpool FC.

Esta herramienta incorpora un componente predictivo y otro generativo, lo que permite a los entrenadores muestrear y explorar eficazmente configuraciones alternativas de jugadores para cada rutina de córner y seleccionar aquellas con mayor probabilidad de éxito.

En las pruebas realizadas, TacticAI fue capaz de predecir con precisión el primer receptor del balón tras el saque de esquina y el resultado directo del mismo. El sistema también pudo evaluar los posibles resultados con diversas configuraciones de los jugadores y generar variaciones tácticas que mejoraran los resultados del partido.

Basura espacial: se desintegra un viejo satélite europeo sobre el Océano Pacífico al volver a la Tierra

La Agencia Espacial Europea confirma que el satélite Heritage ERS-2 se rompió en pedazos este miércoles al entrar en la atmósfera terrestre.

Fuentes de la Agencia Espacial Europea (ESA) confirman que el satélite Heritage ERS-2, ya en desuso, reentró este miércoles en la atmósfera terrestre, sobre el océano Pacífico, entre Alaska y Hawái. Según la agencia, no se han reportado daños materiales.

“Tenemos confirmación de la reentrada atmosférica del ERS-2 a las 17:17 GMT“, con más o menos un minuto de incertidumbre sobre el océano Pacífico norte entre Alaska y Hawai, señala la ESA en sus mensajes en X.

El ERS-2 se lanzó en 1995 siguiendo los pasos de su satélite hermano, el ERS-1, lanzado cuatro años antes. En ese momento, los dos eran los satélites de observación de la Tierra más sofisticados jamás desarrollados, según la ESA.

Durante su vida útil, ambos recopilaron gran cantidad de datos sobre la disminución del hielo polar, los cambios en la superficie terrestre, el aumento del nivel del mar, el calentamiento de los océanos y la química atmosférica. Además, se utilizaron para vigilar catástrofes naturales, como graves inundaciones y terremotos en lugares remotos. 

ERS-2 viajó 3.800 millones de kilómetros durante su vida, proporcionando datos para miles de científicos y proyectos. Después, en 2011, la agencia lo ‘jubiló’ y comenzó el proceso de reentrada controlada del satélite.

La antigua Roma sigue brillando gracias a la IA

La Universidad de León aplicanIA a imágenes de drones para reconocer minas auríferas.

Investigadores de la Universidad de León aplican IA a imágenes de drones para reconocer la huella de las explotaciones auríferas de los romanos en la península.

El noroeste de la península ibérica posee uno de los mayores complejos mineros de oro romanos del mundo, explotado principalmente entre los siglos I y III d. C. Durante aquel periodo se llegaron a extraer más de 6,5 toneladas del preciado metal, según autores latinos como Plinio el Viejo, que describió la situación en lo que hoy es Galicia, Asturias y León.

En esta última provincia se encuentran Las Médulas, uno de los restos de minería romana mejor conservados de Europa. Esta antigua mina de oro, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1997 por la Unesco, cuenta con un sistema hidráulico constituido por una red de canales excavados en roca que supera los 700 km de longitud. El agua que circulaba por ellos se utilizaba para derrumbar la montaña y lavar los materiales auríferos.

En el estudio de todo este complejo minero de 2000 años de años de antigüedad ya se habían empleado nuevas tecnologías, como los drones y sensores LiDAR arotransportados, pero ahora investigadores de la Universidad de León han incorporado la inteligencia artificial (IA) para reconocer y cartografiar antiguos restos preservados en el paisaje.

¿Hubo vida en Marte antes que en laTierra?

Hace 4.500 millones de años las mejores condiciones de vida se daban en Marte, antes que la Tierra.

Hace 4.500 millones de años las mejores condiciones para el desarrollo de la vida no se daban en nuestro mundo, sino en el planeta rojo.

La búsqueda de vida extraterrestre no cesa. En este sueño, aún no podemos descartar terminantemente a los diferentes astros del Sistema Solar, aunque es mucho más probable que, de existir, el fenómeno más increíble esté todavía a una mayor distancia. Eso, de nuevo, es lo que se piensa. Sin embargo, es probable que Marte, uno de nuestros vecinos, haya albergado seres vivos cuando la Tierra ni siquiera conocía a sus pobladores más simples.   .

Esta conclusión es parte de un trabajo publicado en Science Advances y dirigido por Martin Bizzarro, académico e investigador de la Universidad de Copenhagen (Dinamarca). Según los hallazgos, un meteorito llevó agua hasta el planeta rojo. La cantidad del líquido fue suficiente como para crear un océano de 300 metros de espesor en todo ese mundo.

El equipo de científicos analizó 31 meteoritos marcianos, tratando de rastrear el origen e historia de las rocas. A lo dicho se sumaron mediciones de isótopos de cromo de ultra alta precisión. Al ver la prevalencia de estos fragmentos en Marte, y que el hielo conforma el 10% de sus masas, los autores descubrieron que hace 4 mil 500 millones de años esos meteoritos llevaron agua hasta nuestro vecino astral.

Las neuronas “bailan” al ritmo de la música

Estudios científicos independientes analizan cómo el cerebro humano transforma las notas en emociones.

Estudios científicos independientes analizan cómo el cerebro humano transforma las notas en emociones, un misterio que intriga a psicólogos y musicólogos desde hace décadas.

Siempre hay música. Los ritos en casi todas las religiones se subrayan acústicamente con canciones y, con ellos, las etapas vitales de millones de personas, desde su presentación en sociedad hasta su muerte. Equipos deportivos y enteros países condensan su identidad en una canción, que convierten en su himno oficial. La música lo marca todo, de lo más colectivo a lo más íntimo. Los enamoramientos, con “nuestra canción”. Las separaciones, con un tema de despecho o de melancolía. Las fiestas, eternamente ligadas al cante y el baile. Los cumpleaños. Las Navidades. Hay discos que quedan asociados a unas coordenadas emocionales y tienen el poder de llevarnos a un momento, un lugar o una persona. La música es uno de los elementos que más y mejor saben emocionar al ser humano. Lo que no se sabe muy bien es por qué.

Psicólogos y neurólogos llevan décadas intentando entender cómo percibe la música el cerebro, qué células y circuitos entran en juego. Si es un rasgo exclusivamente humano u otros animales, como los pájaros o algunos perros, son igualmente musicales. Si existen algunos ritmos universales o por qué la música en directo nos emociona más que la grabada.

Este mismo mes, tres estudios independientes han intentado arrojar algo más de luz sobre el tema. Sascha Frühholz, profesor de la Unidad de Neurociencia de la universidad de Zurich, es el autor principal de uno de ellos. Lleva años estudiando cómo se transmite la emoción a través del sonido, un tema que ha sido muy explorado, admite, pero en el que encuentra ciertas lagunas. “Apenas hay estudios que analicen la música en directo, y creo que es algo que todos sabemos a nivel personal, que en un concierto, sientes la música de forma más intensa”, explica en conversación telefónica.

“Los artistas suelen buscar esa conexión con el público”, explica en un intercambio de audios la psicóloga Rosana Corbacho, que lleva varios años especializada en tratar a músicos y otros profesionales del sector. “Hay que saber surfear esas olas emocionales para poder estar presente y abiertos a la conexión con el público. El estar sintiendo las mismas emociones o estar provocando ciertas emociones en un concierto es descrito como una de las experiencias más intensas en la vida de un artista”, reflexiona. Este sentimiento de pertenencia, de formar parte de algo, sirve como amplificador emocional, magnificando los efectos de la música en un público que reacciona al unísono ante un mismo estímulo. Es algo que se aprecia en los conciertos o discotecas actuales, pero que funcionaba igual en los ritos prehistóricos con música y baile frente al fuego. “Hay estudios donde se ve como al público que está bailando en un club una sesión de un DJ el ritmo del corazón se les sincroniza de alguna forma”, señala Corbacho. “Es como si nuestras neuronas bailaran al mismo ritmo”.

El siguiente estudio no tuvo lugar en un laboratorio suizo, sino en la selva boliviana. Allí llegó, después de días navegando por el Amazonas, un grupo de científicos para preguntar por ritmos, sonidos y musicalidad a la tribu de los Tsimane. Nori Jacoby, psicólogo del MIT, lideraba el experimento, que ha sido publicado en Nature. “Habría sido más cómodo hacerlo desde el sofá”, reconoce con sorna, “pero no fue así. Hicimos pruebas in situ con más de 900 personas de 15 países”. Muchas procedían de sociedades cuya música tradicional contiene patrones rítmicos distintivos que no se encuentran en la música occidental. Y se hizo un esfuerzo extra para buscar perfiles con poco acceso a internet para evitar que sus gustos musicales fueran demasiado homogéneos, explica Jacoby, que en la actualidad trabaja en Instituto Max Planck de Estética Empírica de Fráncfort.