El sexo y el género dan forma a la salud: el hecho de ser hombre o mujer interacciona con otras variables, como la raza, la situación socioeconómica, la edad o la orientación sexual, y precipita un camino de salud diverso, con un riesgo mayor de unas u otras enfermedades y una esperanza de vida distinta. Una investigación estadounidense, publicada este miércoles en The Lancet Public Health, profundiza en estas diferencias y concluye que los hombres experimentan un mayor grado de pérdida de salud y tienen una carga más elevada de enfermedades que abocan a una muerte prematura, como las lesiones por accidentes en carretera o los problemas cardíacos. Las mujeres, en cambio, sufren mucho más patologías que conducen a una mala salud y merman la calidad de vida: el dolor lumbar, depresión y la ansiedad, por ejemplo, se ceban especialmente con ellas. Los autores de este artículo alertan de que estas divergencias en resultados en salud entre hombres y mujeres implican “necesidades de salud diversas” y enfatizan la “necesidad urgente” de políticas de salud basadas en la edad y en el sexo.