El mapa de sabores de la lengua es un mito: el gusto es más complejo y va más allá de boca

El tradicional mapa de los sabores en la lengua que se aprendía en la escuela es un mito. Ese semicírculo en la punta que acotaba la percepción de lo dulce o esos puntos a ambos lados que apreciaban lo salado son, en realidad, una interpretación errónea o simplista de cómo funciona realmente toda esa intrincada red sensorial que conforma el gusto. Hagan la prueba: si depositan en la punta de la lengua —jurisdicción tradicional del sabor dulce— unos granos de sal, detectarán perfectamente esa sensación salada. La ciencia ha demostrado que el sentido del gusto es mucho más complejo que el esquemático dibujo de los libros de texto y va, además, más allá de la boca.

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