el renacimiento de la vejez

Un reportaje sobre cómo las personas mayores de 50 años serán el motor de la economía

Pedro es un chico murciano de 18 años, le gusta la música y pasa demasiado tiempo con el móvil. Ahora está en su cuarto, tumbado en la cama mientras mira a un punto fijo. Rodeado por cuatro frías paredes, solo piensa en una cosa… Su abuela Emilia, de 79 años y con algunos problemas que le impiden andar con normalidad. Ella no entiende por qué Pedro tiene que llevar un aro en la naríz, si su nieto ya es guapo, tampoco por qué viste así. No comprende para qué se necesita un ordenador para estudiar, el funcionamiento de ese dispositivo que el médico le ha colocado en la muñeca o cómo puede sacarse una cita médica solo con el teléfono móvil.

Pedro teme que su abuela no se adapte a los nuevos tiempos, que se sienta dependiente de los demás o crea que es un peso para su familia.

Envejecimiento activo

Según apunta el blog Envejecimiento En Red del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), a medida que nos hacemos mayores, buscamos recursos para ser más felices y adaptarnos a las nuevas circunstancias. Teniendo en cuenta estos datos y sabiendo que más del 20% de la población española es mayor de 65 años, contando con una esperanza de vida de 83,2 años y una tasa de natalidad del 6,9%, según el INE (Instituto Nacional de Estadística), se podría decir que toda esta gran cantidad de personas mayores se adaptará a las nuevas tecnologías, y quizá lo haga mediante el famoso “envejecimiento activo”, que estudia Rafael Betancourt. Pero es importante que se adapten a una tecnología específica, la gerontotecnología.

Tecnología y vejez

César Cuevas, Coordinador del Grupo de Trabajo de Silver Economy y Gerontotecnología, de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, define la gerontotecnología como “el estudio de la tecnología y la vejez para el aseguramiento de la buena salud, la participación social completa y una vida independiente a lo largo de toda la vida, sin importar lo mucho que ésta se pueda alargar”.

Los andadores, scooters eléctricos, sillas de ruedas, monitores de salud, videoconferencias para citas médicas, aplicaciones móviles para recordar medicamentos, robots virtuales, audífonos o los propios sistemas de localización son ejemplos de gerontotecnología.

En la Europa de 2060, donde uno de cada tres habitantes será mayor de 65 años, la gerontotecnología resultará altamente necesaria, sobre todo porque estará destinada a prevenir daños en las personas mayores.

El Ministerio de Sanidad español invirtió en 2022 más de 88.000.000 de euros en la sanidad pública, pero tal y como cuestiona el doctor Luis Bermúdez, experto en tecnología y vejez, ¿cuánto dinero se invierte en curar y rehabilitar y cuánto en prevenir? Se acostumbra a oír aquello de “mi abuelo se fracturó la cadera en una caída” o “tuvo una bajada de tensión y se mareó, por eso se cayó”, buscando siempre la solución después de darse el problema y, por supuesto, sin intentar prevenirlo.

La gerontotecnología intenta prevenir este tipo de accidentes mediante instrumentos como el giroscopio, al igual que los infartos, que pueden detectarse gracias al acelerómetro.

Pero a veces, pedirle a una persona mayor que aprenda desde cero el funcionamiento de un aparato tecnológico, no es nada fácil, y es importante saber que las personas envejecidas piden paciencia, empatía y comprensión frente a su resistencia al utilizar las nuevas tecnologías.

Cristina, una estudiante de 18 años seleccionada para ofrecer una mirada “desde fuera” a este reportaje, afirma que sus abuelos tienen una escasa relación con la tecnología, concretamente “entre uno y dos” puntuando del cero al diez. Sin embargo, cree que si la población envejecida tuviera la ayuda necesaria, acabaría adaptándose, como lo han hecho sus abuelos con el dispositivo que regula el nivel de insulina o el esfingomanómetro.

Por otro lado, Nuria, trabajadora en una residencia de ancianos, cuenta que en su anterior centro de trabajo no disponían de las suficientes barandillas o cinturones para prevenir caídas. Tampoco con una buena calidad de las tecnologías, en el caso de los pulsómetros o glucómetros: “daban datos erróneos… horrible” dice al suspirar. Además, añade que la compañía humana sería indispensable a pesar de que la gerontotecnología pudiera cubrir toda necesidad del mayor.

Pero la gerontotecnología solo es una pequeña parte de todo lo que pretende abarcar lo que sería la economía del futuro. Una economía en la que la población envejecida no sería un problema, sino una oportunidad. Se trata de la silver economy o economía plateada.

La economía del futuro

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la economía plateada como “un concepto que intenta capturar los efectos económicos y las oportunidades resultantes del envejecimiento de la población”, con la creación de empleo, capital y la satisfacción de las necesidades de este grupo de edad. Esta innovadora economía engloba todo el conjunto de actividades de producción y ventas dirigidos a la tercera edad, siendo así el motor de la economía ulterior.

Puede decirse que este es un grand challenge, pero nada más lejos de la realidad, de hecho, el mercado plateado ya está aquí. El mundo de la belleza está plagado de productos antiarrugas, las farmacias venden miles de artículos como sillas de ruedas o audífonos y, los supermercados no serían lo mismo sin todas esas señoras con carritos haciendo la compra.

Este grupo de población genera una gran demanda ,y lo hace contando con uno de los patrimonios más acaudalados de las generaciones actuales. Sin ir más lejos, la tercera edad alemana cuenta con un patrimonio hasta once veces mayor que el de los millennials, tal y como expone la Reserva Federal Americana.

Capital, tiempo libre y necesidades que cubrir, la receta perfecta para impulsar la economía.

“Crear oportunidades para gobiernos, empresas, sociedades e individuos adaptando y creando políticas, instituciones, productos y procesos a las necesidades del envejecimiento de la población” es de lo que trata la silver economy.

La voz joven de este reportaje, Cristina, muestra una posición que pone en tela de juicio a esta posible y futura economía, pues para ella sería difícil de alcanzar: “Si nos pusiéramos todos de acuerdo para que funcionase, funcionaría, pero no lo veo viable”.

Sin embargo, Nuria, trabajadora en una residencia de personas mayores, cree que sí que se puede llegar a practicar la silver economy, pero a la vez piensa: “se debería de mostrar a los jóvenes lo que pasaría en un futuro si no deciden dan la cara por el país”, haciendo referencia a que esta parte de la población, de manera rotunda, no quiere trabajar.

Su experiencia profesional le ha dejado huella y relata que quizá no se valora lo suficiente a las personas mayores, porque muchas de ellas, opina, podrían seguir trabajando aunque las obliguen a parar y, se olvida que han aportado toda una vida de sacrificio a su país. Incluso, algunos de los familiares se despreocupan por completo de ellos, cuenta algo enfadada.

Nuria defiende el lado de la vejez y afirma también la existencia de casos magníficos, como lo es el siguiente: “había un hombre que iba todos los días a darle de comer y de cenar a su mujer, hasta que se murió”, demostrando que al menos, una parte de la tercera edad sí que tiene ganas de vivir, y por lo tanto, de dar una oportunidad a la silver economy.

Por su puesto, la adaptación hacia la economía futura dependerá en mayor medida de determinados sectores, como lo serán la comunicación, empleo, salud, aprendizaje, ambientes de vida y transporte, según señala el Consejo Nacional de Investigación de los Estados Unidos (NRC).

Este nueva espectro que adopta la economía no es una elección, si no la forma de afrontar el problema demográfico más eficiente, a pesar del contexto que acontece: “las naciones en desarrollo (…) enfrentan las consecuencias del envejecimiento en un contexto más complicado, en el cual se mezclan múltiples problemas de salud, sociales, funcionales y económicos”. Explica Medina en su artículo Envejecimiento de la población y necesidad de la intervención interdisciplinaria, (2015).

La economía plateada se expande un 5% cada año y, por ello, en un futuro no muy lejano, adolescentes como Pedro estudiarán y trabajarán gracias a personas como su abuela Emilia, que destinarán sus recursos y tiempo libre a cubrir necesidades, generar empleo para las generaciones venideras e intentar adaptarse a las nuevas tecnologías.

Con la colaboración de ambos, se podrá garantizar la prosperidad de la economía y, sobre todo, el bienestar de ambos en la sociedad. La generación que hoy resulta parecer un problema para la economía fue en su momento la que luchó por los derechos que hoy en día se contemplan, ahora es el turno de que las nuevas generaciones venideras luchen por mantenerlos y recuerden el valor que tienen las personas mayores en la sociedad. Ellos son el oro gris, el renacimiento de la vejez.

Bibliografía

  1. Betancourt, R. (2010). Frente a una población envejecida,¿ qué necesitan conocer los planificadores y emprender los decisores?. Novedades en Población, 6(11).
  1. López, M. (2022). Contribuciones al estudio de las personas mayores. Reflexiones para su inclusión.
  1. Aracil Fernández, E. M., & Roch Dupré, D. (2021). Economía Plateada. Hacia una buena y larga vida.
  1. Medina-Chávez, J. H. (2015). Envejecimiento de la población y necesidad de la intervención interdisciplinaria. Revista de Enfermería del Instituto Mexicano del Seguro Social, 23(1), 1-2.

5. Alcaide, J. C. (2020). Silver economy: Mayores de 65: El nuevo target. Editorial Almuzara.

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