libra, escorpio o aries

Confiar en la ciencia o la pseudociencia para resolver inquietudes en pleno 2033

libra, escorpio o aries

Ana tiene 20 años y estudia piano, acaba de salir del conservatorio después de un día largo y ya se va a casa. Camina por la calle bien abrigada, con guantes y gorro incluidos para intentar contrarrestar el frío. Mientras, piensa agobiada si en un futuro podrá dedicarse a la música, porque aunque sus profesores le repiten constantemente que tiene un gran talento, ella no lo tiene tan claro. A unos metros, observa una aglomeración de gente en la plaza del pueblo y, se acerca curiosa. El mercadillo medieval solo llega una vez al año, por lo que se adentra, y al caminar entre olores a incienso y fragmentos de cuarzo rosa, se detiene ante un puesto. “Te leemos el futuro” fue la única frase que tuvo que escuchar para saber que era su oportunidad. Llega su turno y pregunta a la tarotista: “¿Lograré dedicarme a la música?” La respuesta fue clara al lanzar las cartas: “Sí, la carta del carro significa éxito, avance y control. Tu signo es escorpio, por lo que estás dotada de una gran sensibilidad, justo lo que necesita una buena artista”.

Desde sus inicios, el ser humano siempre ha intentado comprender quién es, cuál es su pasado y qué le espera en el futuro. Sin reloj, brújula ni calendario, la observación de la Luna y el Sol, así como las estaciones y los fenómenos meteorológicos, se hicieron fundamentales para sobrevivir e intentar calmar la incertidumbre humana. En la prehistoria, los estudios egipcios y chinos sobre las matemáticas, el zodiaco y los eclipses sumaron experiencia a lo que sería el nacimiento de la astrología (Mesopotamia, s.V a.C.).

Comenzó a crearse entonces, una postura firme respecto a la afirmación de que las estrellas y los planetas eran dioses o manifestaciones divinas, que lanzaban mensajes para ser descifrados. Hasta Alfonso X, El Sabio, llegó a publicar una obra científico-mágica que mezclaba astrología, astronomía y alquimia. Con los siglos, esta creencia evolucionó y llegó a todos los rincones del mundo, pero no tardó en ser cuestionada por la ciencia y la religión. El cristianismo, sin ir más lejos, dedujo que los aciertos adivinatorios de los astrólogos se debían a estar en contacto con fuerzas demoníacas. Pero la astrología también logró llegar a las universidades y, en la actualidad ocupa “un lugar preponderante”, siendo “la principal pseudociencia de la llamada Era de Acuario” (Martín, 2016).

Ana, la pianista de ojos azules y pelo largo, no cree en la astrología, el tarot ni en ninguna religión pero, es cierto que en los momentos más críticos de su vida, se cuestionó la existencia de la magia, el destino o de algún extraño ser divino que pudiera estar detrás del rumbo que estaba llevando su vida.

Es el “pensamiento mágico” emergente en el s.XIX del que habla Piaget (1896 – 1980), lo que hace que Ana piense en Dios o en los astros como alternativa para entender su realidad.

Al no poder encontrar un sentido a lo que le está pasando, ya sea por falta de experiencia o desconocimiento, el ser humano empieza a pensar que algo o alguien superior es el responsable de todo, lo que le da paz y acaba con su incertidumbre. Vuelve a sentirse con el control de la situación. Esta forma de pensar basada en la magia, se atribuía solo a niños, tribus salvajes o pacientes psicóticos, pero lo cierto es que se da en adultos totalmente sanos del más puro occidente.

Nerea, la amiga de Ana, también ha experimentado este “pensamiento mágico”, que trata de explicar fenómenos naturales con hechos sobrenaturales, pues recuerda que de pequeña tuvo un amigo invisible y, en su familia, siempre ha habido creencias particulares: “Mi abuela sabe leer la mano y algunas técnicas de curandera, mi madre también. Se guían por las energías y si el universo está dispuesto a dejarles curar a esa persona”. Martín, su compañero de conservatorio, cree fielmente en el tarot y el horóscopo, pues de forma casual acude a su “tarotista de confianza” para según él “motivarse y saber cuál será su estado de ánimo futuro”.

La RAE define la astrología, el tarot o la videncia como “falsamente científicas”, pero el CIS de 2018 demostró cómo las personas piensan que sirven para “curarse enfermedades y dolencias para las que la medicina convencional no funciona” en un 31,8%, “como alivio de efectos secundarios de tratamientos médicos convencionales” en un 14,5%, para “prevenir enfermedades y dolencias” un 29,7% y para “tener una vida sana y equilibrada” el 47,8%.

Diferentes autores sentencian que las crisis emocionales y económicas, así como las situaciones de incertidumbre, estrés o la falta de explicaciones ante acontecimientos, aumentan la presencia de los pensamientos mágicos, como se estudió en La Gran Depresión (1929 – 1939). Un gran ejemplo sería el presidente de Argentina, Javier Milei, que según el escritor del libro “El loco”, Juan Luis González, habría contactado con una médium para comunicarse con su perro, Conan, recientemente fallecido. Al no poder superar esta crisis emocional tras la pérdida, decidió clonar cinco perros de la misma raza con ADN, creyendo que su mascota se había reencarnado en uno de ellos.

Hace tres años, con la llegada del COVID-19, una crisis emocional llegó a Ana, que tuvo que cancelar varios recitales y por si fuera poco, su novia la dejó. No supo del todo por qué Merche, su ex, decidió terminar con ella, pues le dio un motivo bastante desconcertante. Encerrada en su habitación, comenzó a sentirse mal consigo misma, no confiaba en ella y dudaba de si podría conseguir su sueño de pulsar teclas musicales frente a un gran público.

Una noche, durante el confinamiento, la situación se hizo insostenible y mientras sus lágrimas caían entre bemoles y sostenidos al ver la foto de la que había sido el amor de su vida, la futura Uchida decidió contarle a sus padres qué le estaba pasando. Julia, su madre, pensaba que podría tener un mal de ojo, o que alguna energía maligna acechaba a su hija. Sin embargo, Paco, su padre, optaba por contactar con un psicólogo.

Eran dos puntos de vista totalmente diferentes, la pseudociencia frente a la ciencia, una tecla negra y una blanca, un modo mayor y uno menor.

Pasaron los meses, y el mismo día que comenzó la famosa “vuelta a la normalidad”, Julia, perteneciente a ese 30% de la población atenta al horóscopo semanal (GCE), acudió sigilosamente a la casa de una vidente que vivía a las afueras de la ciudad, para averiguar si su hija podría seguir tocando el piano, y por qué no, si encontraría de nuevo el amor. En una habitación penumbrosa y con olor a incienso, Gloria, la experta en leer el futuro, se comprometió a realizar una serie de rituales para que Ana volviera a ser la misma de antes. También le desveló que, tras la pandemia, se habían roto muchas parejas, provocando que el amor, junto al trabajo, fueran los temas más demandados en consulta.

La psicología explica que el uso de un vestuario determinado, los movimientos de cabeza u ofrecer al cliente la información que quiere escuchar son técnicas para que las personas crean a los profesionales de estas disciplinas. La rapidez juega un papel fundamental, ya que el usuario, condicionado por la tecnología, busca respuestas rápidas y sencillas. También el uso de cartas, bolas de cristal o piedras ayudan a ganar tiempo para pensar (Álvarez, 2006).

Semanas después, Paco se enteró de que su mujer se había gastado dinero en hablar con una “timadora” . Él quería que su hija acudiera a un psicólogo de inmediato, no a la magia o a los dones de cualquiera, y es que la AMM (Asociación Médica Mundial) presenta la videncia o la comunicación con personas médium como pseudociencias, prácticas que “sin seguir un método científico reconocido y validado, se presentan falsamente como científicas o basadas en evidencia”. Para qué recurrir a ellas cuando la psicología ofrece métodos tales como la aceptación, el trabajo de la autoestima o el autoconocimiento personal para superar los problemas emocionales.

Sin pensarlo más, el padre de Ana cogió el teléfono para llamar al psicólogo. La futura artista de 20 años y con unos dedos prodigiosos, tendría su primera terapia dentro de unos días.

Paco está del lado de la ciencia, aunque recuerda que de pequeño, su abuela era fiel creyente de los astros, y lo llevó frente al astrólogo más famoso del pueblo, para hacerle su mapa astral. Pedro Cerezo es un gran profesional que afirma estar de acuerdo con que la astrología no es una ciencia, y prefiere definirla como un “arte interpretativo” pues se compone de una base empírica (el estudio de los astros) y una base interpretativa (depende de la época, cultura y escuela). La importancia de esta disciplina se debe a la necesidad del ser humano por adivinar el futuro, vigente a lo largo de la historia, ya que a pesar de los contratiempos, la astrología siempre logró mantenerse. Como recalca Cerezo, “tiene su mayor esplendor o mayor desarrollo en las épocas en las que las civilizaciones o países están en sus puntos más avanzados de evolución: Grecia, Roma, Mesopotamia, Egipto” y asegura que los países desarrollados son los que mayor demandan la astrología. “Es una práctica, más que predictiva, preventiva” pues nos ayuda a conocer las causas de los hechos, pudiendo así evitar lo negativo y potenciar lo positivo.

A pesar de la inexistente base científica de las pseudociencias, no existe una regulación para ellas en la mayoría de países. Por un lado, pueden ser peligrosas, tal y como advierte la AMM, pero es cierto que determinados ejercicios de este tipo son beneficiosos y están respaldados por los científicos, como las terapias nutricionales, de relajación o el apoyo psicoterápico. Incluso la vidente a la que acudió Julia, dijo que el coaching de crecimiento personal podía ser compaginado con las consultas, pues resulta beneficioso.

tarot

El tiempo ha pasado, seis meses desde que Ana confesó al psicólogo que no lograba superar a Merche, y que carecía de confianza en ella misma para seguir luchando por la música. El mismo tiempo ha pasado desde que su madre encargó a una vidente una serie de rituales para su hija. Todo está mucho mejor, la sonrisa que tanto la caracterizaba ha vuelto a su rostro, confía plenamente en su talento y su piano suena más brillante que nunca. Aún no ha vuelto a encontrar el amor, pero según el psicólogo, eso es lo menos importante. Es de noche y la gran pianista está en el sofá del salón junto a sus padres, el fuego de la chimenea contrarresta el frío y la felicidad se palpa en el aire.

La joven cuenta cómo las predicciones de la tarotista de aquel mercadillo y los rituales de Gloria, le dieron mucha paz y tranquilidad, le hicieron sentir segura y renovada. Por otro lado, tiene claro que la terapia con el psicólogo fue fundamental para recuperar la ilusión, y que el trabajo sobre su pasado ha sido la clave de todo el proceso. Entender su pasado ha hecho que tenga claro su futuro. Los momentos más bonitos de su vida siempre fueron junto a la música, es lo que la hace felíz y no podría dedicarse a otra cosa.

En el mundo existen miles de casos como el de Ana, todos tenemos problemas, malas rachas y preguntas que quizá nunca podremos responder. Mientras tanto, la psicología o las pseudociencias sirven de apoyo, a libre elección de cada cuál, pueden usarse separadas, juntas, o no usar ninguna, y como dijo Buika: “no sé si Dios es real, pero a mí me sirve”.

Si algo es cierto, es que ese trabajo sobre el pasado del que habla nuestra artista, resulta fundamental para mirar hacia el futuro y seguir adelante. Quizá esa sea la clave de la adivinación, quizá solo así sabremos si conseguiremos nuestros sueños, qué pasará con la humanidad o… si al igual que esta familia, en el futuro seguiremos acudiendo a la ciencia o a la pseudociencia para resolver nuestras inquietudes.

Con una pizca de datos estadísticos, análisis de crisis sociales pasadas, argumentos sólidos y un toque futurista, nos disponemos a hacer una predicción realista de lo que pasará dentro de diez años, con el fin de averiguar en qué medida las personas acudirán a la ciencia o a la pseudociencia para resolver sus inquietudes en pleno 2033. Solo el pasado y la magia de los datos desvelarán el futuro.

Hace años comenzó la era de Piscis, la de los “consentidos de Dios”, por ello la Iglesia tuvo y sigue teniendo tanto poder. También es una época en la que “al tener cubiertas las necesidades básicas, casa, comida y ropa, nos preguntamos más por nuestra esencia, nuestros problemas personales”. Por eso la astrología, el tarot o el horóscopo están en boca de todos (Cerezo, P. 2023).

Así lo reflejan los expertos, y es que según el CIS (Centro de invesitaciones sociológicas) en 2018, el 5,2% de los españoles sustituyó sus tratamientos médicos por homeopatía o acupuntura, ya que el 20% de la población califica estas pseudociencias como científicas. También el 18,4% de los sanitarios apoya las falsas ciencias.

La tecnología juega un papel fundamental, y es preocupante saber que Ana y sus amigos pasan con el móvil gran parte del día, pues el I Estudio sobre Bulos en Salud afirma que el aumento de bulos sanitarios creció un 59% en 2018 (71% del total de bulos). Finalmente, el Plan de protección de la Salud tomó medidas, gracias a las movilizaciones sociales, políticas y mediáticas.

El futuro en 2033 viene sorpresivo, y es que se avecina la era de Acuario, en la que “se prevé un adelanto de las comunicaciones, la conquista del espacio, el cuidado del planeta, humanitarismo, desarrollo en ciencia etc…” (Horóscopo Negro, 2018).

Los datos, por otro lado, avisan de que nos vendrán a visitar ciertos problemas sociales. Más del 20% de la población española es mayor de 65 años, la esperanza de vida es de 83,2 años y la natalidad del 6,9%, según el INE (Instituto Nacional de Estadística), lo que supondrá una posible crisis económica debido a la población envejecida. El suicidio, por desgracia va en aumento, y es que en 2022 se registraron 4.097 muertes de este tipo. El cambio climático es también un big deal, pues el sexto informe de evaluación del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), publicó en 2021 que las emisiones humanas de gases que atrapan el calor ya han calentado el clima en casi dos grados.

Frente a esta oleada de crisis sociales, emocionales, medioambientales y económicas, podríamos decir que sí, que en 2033 la ciencia seguirá siendo fundamental pero, la pseudociencia, lejos de descansar o de mantenerse constante, irá en aumento. La ciencia, al no poder ofrecer predicciones exactas y rápidas sobre nuestras preocupaciones, será cada vez menos consultada que la pseudociencia, que aunque no sea empírica, sí ofrecerá respuestas inmediatas.

Habrá quien piense que Ana debió de haber acudido desde un primer momento al psicólogo, otros que hizo bien en consultar el tarot. Unos dirán que «el primer pecado de la humanidad fue la fe; la primera virtud la duda» (Carl Sagan, s.f.), otros que “cuando realmente se desea algo, el universo entero conspira para que lo consigas” (Paulo Coelho, 1988). Por lo visto, en un futuro dependeremos más de la pseudociencia, y quizá, y solo quizá, tengamos que decir aquello de “soy libra y tú escorpio, lo siento pero no encajamos”, lo mismo que dijo Merche cuando dejó a Ana.

Despieces

Existen varios efectos estudiados desde la psicología que ponen en duda la efectividad de la pseudociencia, y explican por qué las personas creen rotundamente a tarotistas u otros profesionales de estas disciplinas:

1) Efecto Forer: “Las personas solemos identificarnos con descripciones de personalidad muy vagas, si se nos dice que nos describen a nosotros específicamente” (Fernández, 2023).

2) Efecto pigmalión: Las expectativas de los demás sobre un sujeto, le llevan a un mejor rendimiento. Consta de tres requisitos, creer firmemente en un hecho, tener la expectativa de que se va a cumplir y acompañar con mensajes que animen su consecución (Sánchez y López, 2005).

3) Efecto placebo: Supone la mejoría del estado emocional o físico mediante afirmaciones, pastillas o terapia.

El sesgo cognitivo, que hace preferir las informaciones que confirman creencias propias antes de las que están apoyadas por argumentos sólidos y de valor, también es un factor clave.

Bibliografía

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