La fiesta del año tenía el potencial de ser un auténtico petardo político. El evento más emblemático de Nueva York, la Gala del Met, también fue el lanzamiento de Superfine: Tailoring Black Style, una exposición de moda en el Museo Metropolitano que honraba el poder subversivo del estilo negro y el papel del dandiismo en la expansión de los ideales de masculinidad. En otras palabras, las celebridades se presentaban para brindar por la diversidad bajo la atenta mirada de una administración empeñada en revertirla.
Diana Ross lució un vestido color marfil con plumas, con los nombres de todos sus hijos y nietos bordados en una cola de 5,5 metros, que ocupaba la mayor parte de las escaleras del museo. Andre 3000 llevaba un piano de cola a la espalda. Rihanna anunció su tercer embarazo con un busto de raya diplomática y un polisón a juego. Hailey Bieber complementó su esmoquin de Saint Laurent con un martini y sin pantalones. Pero la noche no alcanzó las polémicas cotas de Kim Kardashian con el vestido de Marilyn Monroe, ni de Rihanna como el Papa, y mucho menos la audacia del vestido “Tax The Rich” de Alexandria Ocasio-Cortez de 2021.