El cantante Wichy de Maya

En la vida de un músico, no todos los escenarios se sienten iguales, y no todas las colaboraciones dejan una marca imborrable. Tocar con Wichy de Maya ha sido una de esas experiencias que trascienden lo profesional, una aventura musical y personal que me llena de gratitud.

Desde el primer momento en que compartimos escenario, supe que estaba frente a alguien especial. Wichy no solo es un músico talentoso, con una capacidad única para transmitir emociones a través de sus canciones, sino que también es una persona con un corazón inmenso. En cada ensayo, cada viaje y cada concierto, ha demostrado una generosidad y bondad que van más allá de lo que podría esperar.

Como Mini Drums, siempre he tratado de dar lo mejor de mí en cada golpe de batería, pero con Wichy, la conexión es distinta. Hay un entendimiento natural, una complicidad que hace que la música fluya de manera orgánica, como si nuestras energías estuvieran perfectamente sincronizadas. Pero lo más importante es cómo me ha cuidado. En esta profesión, no siempre encuentras personas que estén tan pendientes de tu bienestar, que te hagan sentir valorado no solo como músico, sino como amigo.

Wichy ha estado ahí en momentos clave, siempre con una palabra de aliento, una sonrisa o un gesto amable. Trabajar con él no es solo tocar música, es compartir vivencias, risas y momentos que quedan grabados en el corazón. Es tener la certeza de que, además de un colega, has ganado un hermano en el camino.

Tocar con Wichy de Maya no es solo un capítulo en mi carrera como baterista; es una experiencia que atesoro profundamente. Porque al final, la música no se trata solo de notas, sino de las personas con las que las compartes. Gracias, Wichy, por ser no solo un gran artista, sino también una de las mejores personas que he conocido.

Por Adriana