1994 – MIGUEL TRILLO: “Con 23 años, como fin de carrera de Filología, me regalaron una cámara réflex en condiciones, así que hasta 1976 no nazco de verdad como fotógrafo, muy tardíamente”. La que para muchos es una edad de autodescubrimiento y, por qué no decirlo, de dar palos de ciego hasta encontrar un camino que recorrer, en los zapatos de Trillo es una decisión tardía por cómo la vive.
Casi de manera orgánica, desde el momento en el que el obturador de la cámara chasqueó por primera vez, se desató su gran pasión. Sus disparos han retratado, siempre en un entorno musical, las subculturas y tribus urbanas que han dado forma a nuestro país. La Movida madrileña era su hábitat natural, los fanzines se daban codazos por sus imágenes de la realidad callejera y las exposiciones monográficas se hicieron posibles. Tanto es así que hoy la colección permanente del Museo Reina Sofía cuelga algunas de sus fotografías en sus muros.
Diferenciación individual
Como animales sociales que somos, no eludimos la necesidad de pertenecer a un grupo, de ser validados de alguna manera por el resto y, al fin y al cabo, no sentirnos en los márgenes en ese acto contestatario, porque en ese caso nos convertiríamos en parias, y nadie quiere ser marginado por muy original que se crea.
Bibliografia: Revista GQ