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«Ya no quiero vivir, nos vamos a ir de este mundo los dos», decía el hombre, de 38 años, a su víctima, a la que agredió sexualmente en El Algar a punta de navaja

Un varón ha sido condenado a penas que suman 11 años y medio de cárcel por violar a punta de navaja a una mujer, pegarle una brutal paliza e intentar asfixiarla en la localidad de El Algar, en Cartagena.

El hombre, nacido en la ciudad portuaria hace 38 años, es autor de un delito de agresión sexual con empleo de violencia e intimidación (por el que cumplirá una década entre rejas), de un delito de amenazas (por el que le imponen un año y seis meses de prisión) y de un delito de lesiones (multa de tres meses, con una cuota diaria de 6 euros). Tendrá que indemnizar a su víctima con 40.000 euros por el trastorno de estrés postraumático que sufre desde entonces, tal y como detalla la sentencia de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial, con sede en Cartagena. 

Los hechos que se consideran probados se remontan al día antes de la Nochebuena de hace dos años. Esa tarde, destaca el documento judicial, víctima y agresor (que tenían sexo consentido, aunque sin ser pareja estable, apunta el tribunal) estuvieron con más amigos, consumiendo drogas y alcohol. Aunque la agresión en sí sucedió el mismo 24 de diciembre, después de cenar con sus respectivas familias: el individuo fue al domicilio de su amiga y la convenció para salir de fiesta. 

Estuvieron en un bar de La Manga del Mar Menor. En ese local conocieron a unas personas, tomaron cocaína y ‘anfetas’, acudieron a casa de unos jóvenes a los que habían conocido esa misma noche y acabaron, tras una riña que se produjo en ese domicilio, marchándose. En un coche los dos, el sujeto al volante.

Llegó a un descampado en las proximidades de El Algar y «aparcó el coche y en elevado estado de agresividad y nerviosismo, le dijo frases tales como ‘eres una marrana que te vas con unos y con otros, te estás riendo de mí, yo ya no quiero vivir, primero te mato a ti y luego me mato yo’, al tiempo que desde detrás le presionaba fuertemente el cuello con el antebrazo en una maniobra de asfixia o estrangulamiento», se lee en la sentencia.

Rompe la luna a patadas

La mujer se defendió hasta el punto de que dio patadas «con las que llegó a romper la luna delantera del vehículo», concreta el tribunal. Después, llegó a perder la consciencia durante unos instantes, apostilla. Tras recuperar el conocimiento, la mujer logró salir del coche y echó a correr, pero el varón la siguió, «alcanzándola, tirándola al suelo y propinándole patadas y puñetazos en espalda, piernas y otras partes del cuerpo, al tiempo que le decía: ‘Yo ya no quiero vivir, nos vamos a ir de este mundo los dos’», desgrana la resolución.

La llevó su domicilio, en la cercana población de El Algar y, una vez en el interior, le soltó que, si chillaba, la mataba. La violó a punta de navaja. Tras perpetrar el ataque sexual, se quedó dormido

La víctima aprovechó entonces para coger su móvil y pedir ayuda. Mandó un mensaje a una amiga, le envió la ubicación de la vivienda en la que se encontraba y la amiga pudo avisar a la Policía

Una patrulla de la Policía Local acudió al lugar. Los agentes encontraron a la víctima ensangrentada y al individuo aún dormido: fueron los propios municipales los que lo despertaron para indicarle que estaba detenido.

El hombre se resistió al arresto, hasta el punto que comenzó a dar patadas y puñetazos, «llegando a doblar el marco de la puerta del vehículo policial». Amenazó a los agentes: «Me he quedado con vuestras caras, ya os veré cuando estéis fuera de servicio».

Fuente: La Opinión de Murcia