portada Heineken

En un momento en el que las redes sociales forman parte de cada instante de nuestras vidas, Heineken ha decidido lanzar una campaña provocadora e irónica que nos hace reflexionar: ¿qué pasaría si un día todos los influencers desaparecieran de golpe? Así nace “Social Off Socials”, una campaña protagonizada por el músico y actor Joe Jonas junto a otros creadores de contenido como Dude With Sign, Lil Cherry y Paul Olima, en la que la marca imagina un mundo donde los bares vuelven a llenarse de personas… pero no hay nadie detrás de las pantallas.

La pieza audiovisual comienza con Joe Jonas caminando por una ciudad completamente vacía de seguidores digitales, mientras suena de fondo la clásica y nostálgica canción “What a Wonderful World”. En ese escenario surrealista, vemos a los influencers intentando desesperadamente generar contenido: una publicación de moda sin likes, un cartel sin nadie que lo fotografíe, vídeos sin reproducciones… El mensaje de Heineken es claro: la verdadera conexión no ocurre online, sino compartiendo momentos cara a cara.

La campaña se basa en un estudio reciente que arroja datos alarmantes: el adulto promedio pasa cerca de seis horas al día frente a su teléfono, lo que equivale a 88 días al año. Además, un 62 % de los adultos reconoce sentirse solo, a pesar de estar constantemente conectados, y más de la mitad afirma experimentar fatiga social digital. Con estos datos como base, la marca pone en evidencia la paradoja de una sociedad hiperconectada pero emocionalmente desconectada.

“Social Off Socials” no solo apuesta por una estética cuidada y una narrativa fresca, sino que también refuerza los valores que Heineken ha venido promoviendo en sus campañas más recientes: el valor de las relaciones reales, del encuentro físico, del ocio compartido sin filtros ni hashtags. La campaña se lanzó inicialmente en Estados Unidos, pero se expandirá a nivel global a través de televisión, medios digitales y redes sociales.

Esta acción es un ejemplo brillante de cómo una marca puede utilizar el humor, la ironía y datos reales para invitar a la reflexión sin perder coherencia con su identidad. Heineken no se limita a vender un producto: vende una experiencia, un momento compartido, una excusa para desconectar de la pantalla y reconectar con quienes tenemos delante.

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