Not a doll portada

La moda, como reflejo cultural, tiene el poder de cuestionar, provocar y transformar. En su nueva campaña “Not a Doll”, la firma española Desigual vuelve a posicionarse como una marca que no teme incomodar si con ello impulsa una conversación relevante. Esta vez lo hace de la mano de Ester Expósito, actriz e icono internacional de estilo, en una propuesta visual potente y simbólica que ha generado tanto aplausos como polémica.

En el centro de la campaña vemos a Expósito encerrada dentro de una caja de muñeca gigante, convertida en un objeto decorativo, estático, hipersexualizado y perfecto. La estética recuerda claramente a los envases de juguetes tradicionales, donde la mujer es reducida a un ideal de belleza normativo. Pero el giro llega pronto: la actriz rompe la caja y emerge de ella con actitud firme, acompañada del eslogan “Not a Doll”. El mensaje es directo y sin filtros: “No soy una muñeca. Soy libre de decidir cómo me muestro, cómo me visto y quién soy.”

Esta narrativa busca desligar la imagen femenina de los estereotipos que históricamente la han condicionado. Desigual lanza así un mensaje de empoderamiento, en el que anima a las mujeres a liberarse de las expectativas impuestas por la sociedad, la industria de la moda y la mirada ajena. La campaña conecta con temas tan actuales como la objetualización del cuerpo, la presión estética, la identidad de género y la autoexpresión sin etiquetas.

No obstante, el impacto mediático de la acción se ha visto intensificado por una coincidencia: la campaña fue lanzada en el contexto del movimiento “Protect the Dolls”, impulsado por activistas trans para defender la representación y los derechos de las personas transgénero, especialmente en espacios públicos y simbólicos. Esto llevó a que en redes sociales surgieran interpretaciones enfrentadas, con algunos usuarios criticando el uso del término “Not a Doll” como si fuera una respuesta directa a dicho movimiento.

Ante la controversia, Desigual aclaró públicamente que su mensaje no busca entrar en conflicto con ninguna causa social, sino promover un discurso propio en torno a la representación femenina. Según la marca, “Not a Doll” no niega otras realidades, sino que habla de cómo muchas mujeres aún hoy sienten que deben cumplir con roles prefabricados y estereotipados, especialmente en contextos públicos, mediáticos y comerciales.

Más allá de la polémica, lo cierto es que la campaña ha logrado uno de los objetivos fundamentales de cualquier acción publicitaria contemporánea: generar conversación. Y lo ha hecho apelando a un lenguaje visual icónico, a una figura reconocible y respetada como Ester Expósito, y a un mensaje claro y relevante que conecta con la sensibilidad de las nuevas generaciones.

Desde una perspectiva estratégica, “Not a Doll” representa un paso firme de Desigual hacia una comunicación más comprometida y posicionada, alejada de lo neutro o lo meramente estético. La marca apuesta por un tipo de publicidad que no teme tocar temas incómodos y que entiende el poder de la imagen como herramienta de cambio cultural.

En definitiva, esta campaña no solo vende una colección, sino que propone una forma de mirar y habitar el mundo más libre, más auténtica y menos condicionada por etiquetas ajenas. Y eso, en un contexto saturado de ruido visual, es una declaración valiente.