Murcia, ciudad de la alegría
El buen clima y el carácter mediterráneo y extrovertido de sus gentes propician la celebración de un amplio abanico de fiestas.
Estos festejos se caracterizan por ser participativos y populares. Los murcianos, amantes de sus tradiciones, las viven con intensidad y gustan de compartirlas con el visitante. Su idiosincrasia, acompañada de un clima único, les lleva a celebrar, gran parte de su vida social, al aire libre y en las calles





El Bando de la Huerta
En esta fiesta declarada de Interés Turístico Internacional, la ciudad se convierte en una singular Huerta en la que decenas de miles de personas de todas las edades se lanzan a la calle con la vestimenta regional. Ellos, con los zaragüelles, chalecos y monteras (gorro huertano), y ellas, con los bellos refajos (faldas), delantales y mantones. Lo que más caracteriza y diferencia la vestimenta huertana es la riqueza de sus bordados y la gran cantidad de adornos que la completan.
La jornada comienza temprano, con una ofrenda floral a la Virgen de la Fuensanta, patrona de la ciudad, frente a la fachada barroca de la Catedral. Por la tarde, parte el desfile desde el barrio del Infante Don Juan Manuel y recorre el centro de la ciudad, obsequiando a todo el mundo con los productos típicos que llenan las carrozas.
El origen de esta fiesta se remonta a 1851, aunque se ha celebrado en unas 120 ocasiones aproximadamente. En sus inicios pudo estar vinculada a las celebraciones de carnaval de la ciudad.
Batalla de las Flores
La Batalla de las Flores es una celebración caracterizada por un colorido desfile de carruajes artísticos decorados con flores naturales, elaborados por talentosos artistas y artesanos. Uno de sus momentos más distintivos es la animada «batalla» floral, en la que los participantes se lanzan flores, confeti y serpentinas, creando una atmósfera de alegría y festividad. La competencia entre los participantes por presentar la mejor carroza añade un componente de rivalidad que enriquece el evento.
Originalmente celebrada el Domingo de Resurrección, la fecha de la festividad fue variando hasta establecerse en los martes, jueves y sábados de la Semana de Primavera. Aunque desapareció en 1977 por motivos económicos, la fiesta renació en 1998 con el desfile Murcia en Primavera, donde se mantiene viva la tradición al repartir flores entre los asistentes.
El Entierro de la Sardina
Declarada de Interés Turístico Internacional, se celebra el sábado siguiente al Domingo de Resurrección. Junto con el Bando de la Huerta, es la otra fiesta grande de Murcia y se enmarca al igual que este, en las Fiestas de Primavera de la ciudad. Se trata de una fiesta pagana en la que se mezcla la mitología, el fuego y sobre todo, una alegría desbordante que invade cada rincón de Murcia.
El desfile en sí, posee varios kilómetros de longitud y consta de dos partes diferenciadas: una cabecera, con charangas, comparsas y grupos de animación de lo más variopinto como el dragón articulado de Conte que, durante décadas, ha impresionado a los espectadores echando fuego por la boca o los gigantes y cabezudos; y una segunda parte, integrada por carrozas dedicadas a los dioses del Olimpo que, adornadas con motivos alusivos, acompañan a la Sardina hasta su quema junto al Ayuntamiento.
Desde las carrozas se reparten miles de juguetes, de todas las clases imaginables, entre los que destaca el pito, que todo el mundo toca con jolgorio y alegría.