Wes Craven fue una figura clave en la creación y éxito de la saga Scream. Como director, su implicación fue esencial, ya que fue el encargado de dirigir la primera película, que se estrenó en 1996. Craven, conocido por su trabajo en el género del terror (como en A Nightmare on Elm Street), asumió el reto de revitalizar el horror slasher con una mezcla de metahumor, referencias a películas de terror clásicas y una trama intrigante.

Craven también supervisó las secuelas de Scream, dirigiendo la segunda y cuarta entrega, asegurando que la franquicia mantuviera su tono único y se mantuviera relevante durante las distintas etapas. Su habilidad para equilibrar el terror y el humor, al mismo tiempo que hacía una crítica al propio género, lo consolidó como una figura esencial en la historia del cine de terror.