En La Casa de Papel, los personajes enfrentan constantemente el dilema entre lo que es moralmente correcto y lo que es necesario para sobrevivir. Aunque cometen actos ilegales, como robos y secuestros, sus motivaciones personales y la lucha contra un sistema percibido como injusto los presentan como algo más que simples villanos.
¿Héroes o villanos?
Cada personaje tiene una razón para unirse al atraco, desde la desesperación económica hasta el deseo de redimirse. Este trasfondo humaniza a los atracadores y permite al espectador cuestionar los límites de la justicia: ¿hasta qué punto está justificado romper las reglas cuando el sistema parece estar en tu contra?
Justificación personal y colectiva
Mientras algunos, como El Profesor, ven el atraco como un acto revolucionario, otros, como Tokio o Denver, lo ven como una oportunidad de escapar de sus problemas personales. Esta dualidad resalta la complejidad de sus decisiones, haciendo que el público empatice con ellos pese a sus crímenes.