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Personajes

La Tríada Instintiva (eneatipos 8, 9 y 1) reúne a personas que reaccionan desde el cuerpo y la acción, buscando seguridad y control. Su emoción principal es la ira, que pueden expresar, reprimir o adormecer, y se refleja en una fuerte energía vital y necesidad de estabilidad.


Eneatipo 8: Desafiador

«Si no protejo lo que amo, ¿quién lo hará?»

El eneatipo 8 tiende a construir una fuerte coraza emocional y a mantenerse en alerta, reaccionando con contundencia cuando percibe una amenaza. Su actitud desafiante y, a veces, confrontativa surge de un profundo miedo a ser herido, controlado o sometido, lo que les lleva a defender con intensidad su autonomía y sus límites.

Muchas personas de este eneatipo vivieron en su infancia situaciones que les obligaron a madurar antes de tiempo, sintiéndose expuestas o desprotegidas ante la falta de apoyo adulto. A partir de esa experiencia, aprendieron que mostrar vulnerabilidad podía ser peligroso y desarrollaron la convicción de que solo los fuertes sobreviven.

Quienes se reconocen en este perfil suelen ver el mundo como un lugar donde es necesario mantenerse firmes y no ceder terreno, y, aunque luchan por protegerse a sí mismos, también pueden mostrarse leales y protectores con quienes consideran indefensos o injustamente tratados, convirtiéndose en una fuerza de defensa para otros.

Eneatipo 9: Pacificador

«No quiero problemas, solo quiero que todos estemos en paz.»

El eneatipo 9 suele tener grandes dificultades para enfrentarse al conflicto y a la propia ira. Para mantener la armonía, ha aprendido a restarse importancia, postergando sus necesidades y acomodándose en una zona de confort donde procura no incomodar a nadie. Esto hace que les resulte complicado poner límites o decir que no, y con frecuencia tienden a procrastinar para evitar situaciones tensas.

Muchos 9 recuerdan su infancia como una etapa aparentemente tranquila, en la que sintieron que para conservar la paz debían adoptar un rol de mediadores o pacificadores. Así, interiorizaron la idea de que expresar su opinión o posicionarse podía generar rechazo, por lo que optaron por mantenerse neutrales y ceder para evitar enfrentamientos.

El gran temor de este eneatipo es vivir la separación o el conflicto, lo que les lleva a silenciarse y a desconectar de su propia voluntad. Su principal obstáculo es la pereza interna, que aparece cuando una situación les exige salir de su comodidad o defender su postura. El trabajo terapéutico suele centrarse en ayudarles a comprender que es posible mantener la paz sin desaparecer, aprendiendo a afirmarse y a enfrentar las tensiones de forma consciente.

Eneatipo 1: Perfeccionista

«Si no está bien hecho, no merece la pena hacerlo.»

Para quienes pertenecen al eneatipo 1, casi nada parece estar lo suficientemente bien. Suelen ser personas muy exigentes consigo mismas y con un fuerte sentido de cómo “deberían” hacerse las cosas. Esta actitud perfeccionista suele tener su origen en una sensación temprana de no ser lo bastante buenos, lo que marcó su manera de crecer y relacionarse con el mundo.

Como la perfección es inalcanzable, tienden a experimentar frustración e irritación, emociones que suelen disimular detrás de normas, reglas y criterios estrictos, ya que la ira les resulta difícil de aceptar y mostrar abiertamente.

Su gran temor es que los vean como personas incorrectas o “malas”. Les inquietan profundamente la mediocridad, la falta de integridad y los errores, de ahí que se esfuercen al máximo y puedan ser muy sensibles ante críticas o juicios. En el proceso terapéutico, uno de sus mayores desafíos es aprender a mejorar sin castigarse, incorporando la autocompasión y la aceptación como parte de su crecimiento.