El Mar Menor, una de las lagunas saladas más emblemáticas de Europa, está atravesando una de las peores crisis ecológicas de su historia reciente. Lo que durante décadas fue un paraíso natural en la costa murciana, hoy es tristemente conocido por episodios recurrentes de anoxia, una condición en la que el oxígeno desaparece del agua, provocando mortandades masivas de peces, invertebrados y plantas acuáticas. Este fenómeno no es un accidente: es el resultado de un prolongado y sistemático abuso ambiental, con un protagonista claro y persistente —el exceso de nitratos.
¿Qué está pasando exactamente?
Desde hace años, la cuenca del Campo de Cartagena, que desemboca en el Mar Menor, ha sido sometida a una intensificación agrícola sin precedentes, donde el uso de fertilizantes nitrogenados ha crecido de forma descontrolada. Estos fertilizantes contienen nitratos, compuestos que al ser arrastrados por el agua de lluvia o el riego, acaban infiltrándose en acuíferos y escorrentías superficiales hasta llegar a la laguna.
El resultado: una eutrofización crónica del Mar Menor. Es decir, una sobrecarga de nutrientes que estimula el crecimiento excesivo de algas, las cuales, al morir y descomponerse, consumen el oxígeno disuelto en el agua. Así se desencadena la anoxia.
Anoxia: cuando el mar se queda sin aire
Los efectos son dramáticos. La falta de oxígeno provoca muertes masivas de fauna acuática —peces, crustáceos, bivalvos— y el colapso de la vegetación sumergida, que juega un papel crucial en el equilibrio del ecosistema. La imagen de toneladas de peces agonizando en las orillas, repetida en los veranos de 2019, 2021 y años posteriores, es solo la cara más visible de un problema estructural.
La atención ante este inaudito fenómeno medioambiental no desapareció pasados unos pocos días, como le hubiera gustado seguramente a los políticos que debían haberlo evitado. Unas semanas después, en El País Digital dedicaron un reportaje central del suplemento dominical más leído de España a esta cuestión, y también elaboraron un vídeo resumen para intentar presentar que este suceso es consecuencia del abandono de la laguna salada desde hace muchos años.
El colapso no ha terminado
Hablar en pasado del colapso sería un error. El Mar Menor sigue sufriendo. Los niveles de nitratos en las aguas subterráneas siguen siendo altísimos y la recuperación del ecosistema no se logrará si no se toman medidas drásticas y sostenidas. La aprobación de la «Ley del Mar Menor» por el Parlamento español, que reconoce derechos legales al ecosistema, es un paso importante, pero su aplicación efectiva sigue siendo incierta.
«Informe Semanal», el programa decano de los programas informativos de la televisión en España también le dedicó un reportaje a esta tragedia medioambiental.
No solo en la televisión se ha informado sobre esta cuestión, también ha habido programas informativos y debates en la radio, como este de Onda Regional.
«Más claro, agua» es una campaña audiovisual del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que busca concienciar a la ciudadanía sobre la urgencia de reducir el consumo de agua. A través de un mensaje directo y visualmente impactante, el anuncio nos recuerda que el agua es un recurso limitado y esencial, y que su derroche tiene consecuencias reales para el medio ambiente y el futuro de todos. Una llamada a la acción clara: cada gota cuenta.
¿Y ahora qué?
La ciencia ha sido clara: sin reducir drásticamente los aportes de nutrientes, no hay futuro para el Mar Menor. Esto implica transformar profundamente el modelo agrícola de la región, apostar por prácticas sostenibles, mejorar el tratamiento de aguas residuales y restaurar humedales naturales que actúen como filtros verdes.
La ciudadanía también ha levantado la voz. La lucha social por la defensa del Mar Menor se ha convertido en un símbolo del ambientalismo en España. Y no es para menos: estamos ante un ecosistema único en Europa que, si no actuamos con urgencia, podría perderse para siempre.