El aspartamo, uno de los edulcorantes artificiales más utilizados a nivel global, se encuentra comúnmente presente en refrescos dietéticos y en una amplia variedad de alimentos que llevan la etiqueta de «sin azúcar». Esta sustancia ha generado un creciente interés y preocupación, especialmente en relación con sus posibles efectos adversos sobre la salud humana. A medida que más personas buscan alternativas para reducir su ingesta calórica, el uso de edulcorantes como el aspartamo ha aumentado notablemente. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista científica *Cell Metabolism* ha aportado nuevas y preocupantes evidencias sobre los riesgos asociados con su consumo, lo que ha encendido un debate sobre la seguridad de este edulcorante. La investigación, llevada a cabo por un equipo de científicos del reconocido Instituto Karolinska en Suecia, ha revelado que la ingesta habitual de aspartamo no solo podría influir negativamente en nuestra salud general, sino que también podría ser un factor significativo asociado al incremento de problemas cardiovasculares. Este estudio destaca una de las principales preocupaciones relacionadas con el aspartamo: su capacidad para elevar los niveles de insulina en el organismo. La insulina es una hormona fundamental que desempeña un papel crucial en la regulación del metabolismo de los carbohidratos y las grasas, y niveles elevados de esta hormona han sido asociados con una serie de afecciones de salud, incluyendo la diabetes tipo 2 y, por supuesto, peligrosas complicaciones cardiovasculares. Un aspecto alarmante que se ha identificado en esta investigación es que el aspartamo podría estar favoreciendo la acumulación de lípidos en las arterias. La acumulación excesiva de grasa en las paredes arteriales, conocida como arteriosclerosis, es un proceso que puede conducir a un estrechamiento progresivo de los vasos sanguíneos. Esta condición no solo incrementa la posibilidad de sufrir ataques cardíacos, sino que también eleva significativamente el riesgo de accidentes cerebrovasculares, eventos que representan una de las principales causas de mortalidad a nivel mundial. Dado este contexto, la relevancia de estos hallazgos no puede ser subestimada. Es crucial que tanto la comunidad médica como los consumidores tomen en cuenta esta nueva información. A pesar de que muchas personas optan por productos «dietéticos» convencidos de que son opciones más saludables y adecuadas para su bienestar, esta investigación pone de manifiesto la necesidad de realizar una evaluación crítica sobre lo que realmente implican estos productos para nuestra salud a largo plazo. Los efectos perjudiciales del aspartamo subrayan la complejidad del panorama nutricional actual y la importancia de buscar alternativas más saludables que no comprometan nuestra calidad de vida. Por otro lado, es fundamental adoptar un enfoque más consciente hacia la alimentación y la nutrición en general. Educarse sobre los ingredientes de los alimentos que consumimos es un paso vital para proteger nuestra salud cardiovascular y mejorar nuestro bienestar. En un mundo donde la alimentación desempeña un papel tan crucial en nuestra vida diaria, tener conocimiento sobre los efectos de los edulcorantes y otros aditivos se vuelve esencial. Desde tomar decisiones más informadas al hacer las compras hasta buscar opciones más naturales y menos procesadas, cada acción cuenta en la búsqueda de una vida más saludable. En conclusión, el aspartamo, aunque extremadamente popular en los productos destinados a aquellos que buscan reducir su aporte calórico, puede tener repercusiones mucho más profundas de lo que se había considerado anteriormente. Este estudio del Instituto Karolinska resalta la importancia de estar bien informados sobre los productos que elegimos y de considerar sus efectos a largo plazo. La salud cardiovascular es un asunto que debería ser prioritario y, por lo tanto, es fundamental fomentar un consumo consciente que priorice nuestras necesidades nutricionales y nuestro bienestar.
El consumo de este edulcorante puede aumentar los niveles de insulina y favorecer la acumulación de lípidos en las arterias.
El estudio surgió cuando el autor principal, Yihai Cao, observó a uno de sus estudiantes bebiendo un refresco ‘light’. “Le dije: ‘¿Por qué no investigas eso?’”, recuerda Cao, experto en enfermedades crónicas relacionadas con trastornos vasculares.
«No creo que este mecanismo de inflamación vascular sea exclusivo de los edulcorantes«, explica Cao a SINC. «Los azúcares con alto contenido calórico, incluidas las bebidas energéticas, podrían tener efectos perjudiciales similares».
Tres latas de refresco al día
Para llevar a cabo la investigación, los científicos alimentaron a los ratones durante tres meses con dosis diarias de alimentos que contenían un 0,15 % de aspartamo, una cantidad equivalente a consumir aproximadamente tres latas de refresco dietético al día en humanos. Los resultados mostraron que, en comparación con los roedores que no recibieron una dieta con edulcorantes, los ejemplares alimentados con aspartamo desarrollaron placas arteriales más grandes y con mayor contenido de grasa, además de niveles más altos de inflamación, ambos indicadores de una salud cardiovascular comprometida.
Al analizar la sangre de los ratones, el equipo encontró un aumento en los niveles de insulina después de que el aspartamo ingresara en su sistema. Este resultado se atribuye a que la boca, los intestinos y otros tejidos están revestidos de receptores que detectan la dulzura y guían la liberación de insulina. Sin embargo, el aspartamo, que es 200 veces más dulce que el azúcar, parecía engañar a estos receptores para que liberaran más insulina de lo normal.

Nuestros datos sugieren que los edulcorantes no son tan saludables como pensábamos
Yihai Cao, Instituto Karolinska

El estudio también reveló que este exceso de insulina podría ser el vínculo entre el consumo de aspartamo y la acumulación de placa arterial. Además, los investigadores identificaron una señal inmunitaria llamada CX3CL1, que se vuelve especialmente activa con niveles elevados de insulina y contribuye a la inflamación y formación de placas.
«Es cierto que las bebidas dietéticas bajas en calorías hacen que la gente piense que son menos dañinas, lo que lleva a un consumo elevado que ciertamente aumentaría el riesgo descrito en nuestro estudio«, añade Cao. «Nuestros datos sugieren que los edulcorantes no son tan saludables como pensábamos».
Limitaciones
Sin embargo, los propios autores advierten de la necesidad de coger con pinzas estos resultados. «Hay una limitación en el estudio: el modelo de ratones o de animales puede ser no relevante para humanos», dice al SMC Rafael Urrialde, profesor en la facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense. «Esta limitación es similar a muchos estudios realizados, por aspectos fisiológicos y por situación de adaptación de los procesos metabólicos en humanos por la ingesta de determinados nutrientes o compuestos».
Los próximos pasos del equipo pasan por verificar si estos hallazgos se confirman en humanos
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha evaluado y reevaluado en numerosas ocasiones al aspartamo, la última en 2013, considerándolo seguro. Sus consideraciones se han mantenido incluso después del posicionamiento de la OMS en 2023, que incluyó al edulcorante en su grupo 2B (posiblemente carcinógeno) tras encontrar «evidencia limitada» de que su consumo podía aumentar el riesgo de cáncer.
Los próximos pasos del equipo pasan por verificar si estos hallazgos se confirman en humanos y explorar si CX3CL1 podría ser un objetivo para tratar enfermedades crónicas como el accidente cerebrovascular, la artritis y la diabetes. «Los edulcorantes artificiales están en casi todos los alimentos, por lo que es crucial comprender su impacto a largo plazo en la salud», concluye el investigador.
Referencia:
Cao et al. Sweetener aspartame aggravates atherosclerosis through insulin-triggered inflammation. Cell Metabolism (2025)