
Desde que abrió sus puertas en 2006, el estadio Nueva Condomina se ha convertido en mucho más que un recinto deportivo. Para miles de murcianos, es el hogar de los sueños, la casa de las emociones y el lugar donde se vive y se sufre por los colores grana. Su imponente estructura y capacidad para más de 30.000 espectadores no son solo cifras: son testimonio de la grandeza del Real Murcia y del murcianismo.
La historia del estadio va de la mano con la de una afición que nunca ha dejado de creer. Incluso en las categorías más humildes, cuando los focos y los grandes medios se apagaban, la grada seguía llena. Padres, hijos, abuelos y nietos compartiendo generaciones de pasión grana, con historias tejidas entre goles, decepciones y ovaciones.
La Nueva Condomina ha presenciado partidos inolvidables, ascensos soñados, noches mágicas de Copa y también batallas duras en campos de barro. Pero lo más importante no está en los resultados, sino en el sentimiento. Aquí se han vivido comuniones únicas entre afición y equipo, y cada temporada se renueva ese vínculo sagrado que solo el fútbol de verdad puede generar.
Hoy, el estadio se prepara para nuevos retos. Con una plantilla competitiva, una directiva enfocada en devolver al club a la élite y una masa social que no deja de crecer, la Nueva Condomina vuelve a rugir como en sus mejores tiempos. No importa la categoría: cuando el balón rueda en Murcia, la ciudad se detiene para mirar al templo del murcianismo.