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mujeres padel

El pádel, como muchos deportes, ha experimentado un auge en la participación femenina. Sin embargo, mientras vemos cada vez más mujeres en torneos, entrenamientos y pistas amateur, pocas veces se habla de un aspecto invisible que muchas arrastran: la carga mental.

¿Qué es la carga mental?

La carga mental es el esfuerzo psicológico y emocional que implica gestionar no solo las tareas visibles (como trabajar, entrenar o cuidar a la familia), sino también todo lo que conlleva organizarlas, anticiparlas y que nada se “olvide”. En el caso de muchas mujeres que juegan al pádel —ya sea de forma profesional o recreativa— esta carga sigue muy presente.

La doble jornada: entrenar… y cuidar

A menudo, detrás de una mujer que compite o entrena, hay una lista de tareas invisibles que no desaparecen al pisar la pista: planificar horarios familiares, encargarse de las comidas, atender a los hijos, cuidar a otros miembros del hogar o incluso resolver asuntos del trabajo antes y después del partido. Todo eso afecta su energía mental, su capacidad de concentración e incluso su rendimiento deportivo.

Mientras sus compañeros masculinos se enfocan solo en el entrenamiento o el juego, muchas mujeres llegan a la pista arrastrando un cansancio previo que no tiene nada que ver con el pádel.

En la competición también pesa

En el circuito profesional, las diferencias también existen. Menos visibilidad, premios menores y más presión para “demostrar” que están al nivel. Muchas jugadoras deben compatibilizar el entrenamiento con trabajos adicionales, ya que los patrocinios y apoyos institucionales aún están lejos de ser equitativos. A esto se suma la presión estética, el juicio mediático y la necesidad constante de justificar su lugar en un entorno históricamente masculino.

La carga mental en los clubes y torneos amateurs

En los entornos amateur también se nota. Las mujeres no solo deben organizar su tiempo para poder entrenar, sino que muchas veces se ven cuestionadas por dedicarle tiempo al pádel: “¿Y quién cuida a los niños?”, “¿Otra vez jugando?”, “¿No estarás descuidando tus responsabilidades?”. Estos comentarios no suelen dirigirse a los hombres con la misma frecuencia ni tono.

¿Qué se puede hacer?

  • Hablar del tema: visibilizar la carga mental es el primer paso. Reconocerla en clubes, entrenamientos y grupos sociales ayuda a generar conciencia y empatía.
  • Compartir responsabilidades: fuera del deporte, una repartición equitativa de las tareas del hogar es clave para que las mujeres puedan disfrutar del pádel con la misma libertad mental que los hombres.
  • Fomentar redes de apoyo: grupos de mujeres que se organizan, se entienden y se respaldan crean un espacio más sano y menos exigente emocionalmente.
  • Instituciones con perspectiva de género: desde los clubes hasta los circuitos profesionales, incorporar políticas que tengan en cuenta esta carga ayuda a reducirla. Guarderías en torneos, horarios flexibles, apoyo psicológico, entre otros.

Conclusión

La carga mental no se ve, pero pesa. Y en el pádel, como en muchos aspectos de la vida, son las mujeres quienes la llevan con más frecuencia. Reconocerla es fundamental para que este deporte sea, verdaderamente, un espacio de bienestar, crecimiento y disfrute para todas. Porque jugar al pádel no debería significar cargar con todo antes y después del partido. Debería ser, simplemente, jugar.