María Herrero

Entrevista a María Herrero: «Creo que el sentido más profundo del teatro es la colectividad»

María Herrero es directora, actriz, dramaturga, compositora, música y un sinfín de disciplinas artísticas que la llevan a entender el teatro desde muchos de los prismas que encierra este arte escénico.

‘Un musical Barroco’ fue el  primer montaje que dirigía y escribía, aunque no se trataba de su primera participación en el mundo teatral, pues ya había estado ligada al mismo desde la actuación y la composición musical. ‘La historia más surrealista jamás cantada (El legado)’, estrenada en el Corral de Comedias de Alcalá, con temporada en el Teatro Infanta Isabel y gira nacional fue su segunda obra. En julio de 2022 ‘La Toffana’, el tercer montaje de la compañía, realizó temporada en el Teatro de la Abadía y que actualmente continúa en gira.

Ahora, esta artista murciana multidisciplinar regresa a la Región de Murcia con ‘Cassandra o el elogio del fracaso’, un espectáculo a camino entre la ópera de cámara contemporánea y el teatro. Un montaje que nos  sumerge en la vida del personaje homérico de Cassandra, que tenía un don profético, pero acompañado de un cruel castigo recibido por el dios Apolo: la maldición de que nadie creyera sus vaticinios.

La  comedia musical ‘Cassandra o el elogio del fracaso’ llega al Teatro Romea de Murcia, el viernes 31 de enero y promete no dejar a nadie indiferente, arrancando más de una carcajada, pero dejando hueco para la reflexión.

Texto: José Miguel Lax Asís

PreguntaDespués del éxito de ‘La Toffana’ llega ‘Cassandra o Elogio del fracaso’. Estos personajes, aunque totalmente diferentes, responden a un nexo en torno al género femenino ¿Es una necesidad de dar voz a las mujeres o simple afinidad y curiosidad por explorar estos personajes protagónicos?

Respuesta: Yo creo que es algo natural, no hay un propósito definido en eso, pero sí que son temas que me interesan o personajes que me interesan por lo que pueden narrar.

En el caso de ‘La Tofana’ me interesaba el hecho de trabajar con una mujer que, primero, me parecía rarísimo que nadie la conociera, y también por lo que podía contar, de qué sucede con un individuo cuando la sociedad no te protege. En el caso de Cassandra, surge de la idea de qué sucede con las Cassandras contemporáneas, con esta gente que está previendo el futuro, un futuro inminente, y nadie les hace caso.

Más que fijarme en un personaje femenino, claro que también soy mujer y me identifico más con cierto tipo de personajes, no es algo buscado adrede, simplemente voy trabajando sobre temáticas que me interesan a través de personajes que me permiten contarlas y en este caso, tanto La Toffana como Cassandra, me lo han permitido.

P: El texto de la obra está escrito a cuatro manos junto con Íñigo Guardamino, ¿es más sencillo o difícil compartir libreto con otra persona y de qué manera trabajasteis en la construcción de la obra?

R: Pues, en este caso, ha sido muy, muy sencillo. La verdad es que Iñigo y yo nos hemos entendido muy bien. También es cierto que le propuse escribir esto ya con la música, con los personajes… entonces, el camino estaba como bastante hecho y él se adaptó súper bien.

Él es una persona con la que es muy fácil trabajar porque no le importa modificar. No es el típico escritor con mogollón de ego que te dice esto no lo cambio. Además, es también de los míos, de los que trabaja a pie escenario. De hecho, desde el libreto que llegó el primer día a lo que fue el final del proceso de ensayos, acabaron siendo 13 versiones. El último libreto se terminó de imprimir dos días antes de estrenar, vamos cambiando siempre y, de hecho, todavía hay cosas que modificamos.

Los dos trabajamos muy en la misma línea, así que ha sido muy fácil contar con él, de hecho, no descartamos en un futuro volver a hacerlo porque nos hemos entendido excepcionalmente, aparte que nos lo hemos pasado súper bien. Han sido muchas risas. Escribíamos una escena cada uno y luego nos la mandábamos, la reescribíamos y nos la volvíamos a mandar. Luego quedábamos y la repasábamos conjuntamente. En algunas partes he escrito más yo, otras partes más él, están escritas a medias, hay de todo a lo largo del montaje. Ha sido un placer contar con él en el proyecto.

P: Además de dramaturga también eres actriz, y en alguna ocasión las dos cosas a la vez ¿te es más fácil dirigir, interpretar o dirigir tu interpretación?

R: He ido un poco haciendo lo que me ha ido pidiendo el cuerpo y lo que requería el montaje también. Por ejemplo, en ‘Un Musical Barroco’, o en ‘La historia más surrealista jamás cantada (El legado)’, que son los dos primeros, estoy haciendo texto, dirección, música y tocando en directo. En ‘La Toffana’ estoy dirigiendo, actuando y componiendo la música; el texto se lo encargué a Vanessa Montfort, que es una maravillosa dramaturga.

Aquí estoy dirigiendo, con la música y con el libreto. Creo que es un poco lo que va requiriendo cada montaje. Este montaje era imposible que estuviese dentro, porque es un montaje que técnicamente, como casi todos mis montajes, son como un relojito. Es una pieza donde todo dura siempre lo mismo, los mismos minutos y hay que estar haciendo un trabajo musical de principio a fin. Es rítmica pura.

En Tofana, yo me metí como actriz porque iba a hacer un papel muy pequeño, una cosita de entrar y salir, pero al final Vanessa se lio la manta a la cabeza y hubo un momento que dije en broma, Vanessa, no me escribas más, porque tengo que estar fuera también. También porque tuve todo el apoyo del equipo, somos una compañía muy de elenco. En Cassandra pensé que esto era una locura, tenía que estar fuera y quedarme allí, porque este montaje lo requería así.

P: Cassandra, en los textos homéricos y en las representaciones en la obra de Esquilo y Eurípides, cuenta con un don profético que es ignorado por todos ¿El querer trasladar a Casandra a la actualidad es una metáfora del silencio histórico a la voz femenina y su falta de credibilidad social?

R: Sí, Casandra es un personaje al que Apolo le dado el don vaticinio, y por no querer acostarse con él, la castiga haciendo que lo que ella predice no tenga ningún valor y nadie la crea.  A través de ahí trabajamos desde la dificultad de ser escuchado, cuando el emisor del mensaje no se ajusta a las expectativas sociales, cuando hay prejuicios sociales, también de la lucha de clases porque claro, Casandra, es princesa de Troya, frente a las musas, que son del estatus social más bajo.

Hablamos de muchísimas cosas, a través del humor, por supuesto, a través de la música. Para mí es imprescindible que no sea una doctrina, o no sea doctrinante, sino que sea más una cuestión que te persuada, que te seduzca, de alguna forma. Trabajamos desde ese lugar para poder decir cosas que a veces son más complicadas de decir desde un dogma de fe, como la meritocracia, la colectividad, el tema del fracaso, esta cosa del éxito que tenemos inculcado desde jovencitos, que la sociedad nos inculca de una manera muy profunda dentro del sistema social en el que vivimos.

Este personaje nos permite hablar de muchísimas cosas, desde el concepto de no ser creído, de la necesidad de ser un agente concreto en la sociedad para ser creída, o como no escuchamos las cosas que no nos convienen, o que no queremos escuchar, de cómo hacemos oídos sordos a cosas importantes. También el tema del fracaso que es algo que nos toca a todos, porque todos necesitamos fracasar además de para poder sobrevivir, para poder avanzar también.

P: Es cierto que, actualmente, cada vez más no encontramos con desinformación, fakes news, donde la realidad y la verdad es opacada por este tipo de mensajes ¿hay cierto paralelismo entre la realidad actual y la obra?

 R: Por supuesto, pero la desinformación no es de ahora. Ahora es más evidente porque los medios de comunicación están más integrados en la sociedad. Es decir, los tenemos en Instagram, en Internet… los consumimos a unas velocidades y a unas cantidades muy grandes, pero esto ha existido toda la vida.

Con ‘La Toffana’, el montaje anterior, cuando se la juzgó en el siglo XVI, para aumentar su leyenda negativa, ya que la gente la protegía, muchas mujeres protegían a esta química, se dijo que habían envenenado el agua de Roma. Una fake news como una catedral para poner a la gente en su contra.

Yo creo que eso es algo que se ha utilizado a lo largo de la historia y que actualmente, por desgracia, está a la orden del día de un modo muy, muy flagrante. De hecho, la desinformación creo que es uno de los grandes problemas sociales que tenemos ahora, la incapacidad de encontrar, de tener criterio sobre la información que recibes.

P: En este viaje de la heroína, Cassandra cuenta con dos escuderas, en este caso una veterana musa y una joven estudiante ¿se quiere jugar así con el contraste de consejos entre alguien con una voz experta y consolidada y una “becaria” a musa?

R: Claro, estamos jugando a eso de algún modo. De hecho, el montaje empieza con la graduación de Britney, que para graduarse tiene que cumplir una última misión, así que la envían al inframundo con esta musa veterana, que es Patti. Son dos musas completamente distintas, un juego de parejas de toda la vida, como Sancho y Quijote.

Alguien que tiene una experiencia, pero es más descreída, y alguien que tiene una gran inocencia, una gran ilusión, pero en un principio no tiene tanta experiencia. Luego vamos a ir viendo cómo a lo largo del montaje, los personajes van descubriendo pequeños secretos, y vamos viendo cómo las cosas no son tanto como parecen. Vemos una inversión, una evolución en los personajes que, sin desvelar mucho, tienen su curva, van aprendiendo algo o van dejándonos ver ciertas cosas a lo largo de la obra.

Las tres hacen un trío cómico maravilloso. Cassandra, que es la princesa de clase alta, quiere hacer cosas para salvar a la humanidad, pero lo hace de su lugar de privilegio. Luego están las musas, que son más como si dijésemos de clase obrera, pero que también tienen sus privilegios y su manera de entender las cosas. Britney es como una princesa Disney, aunque luego vamos a descubrir que es más dura que Patti en muchas cosas. Patti, sería como este personaje más distante, más descreído, más yo estoy aquí porque tengo que estar. Las tres un trío maravilloso que, junto con Caronte, que lleva más el peso antagónico, se complementan muy bien.

Tengo que decir que me encantan mis actores, que los veo y me sigo riendo a día de hoy, y mira que he visto la función 600 millones de veces, porque soy de las que van a todas las funciones, soy una friki. Voy a montar, a cargar, hago todo. Me encanta, el hecho teatral en su totalidad.

P: Sin desvelar mucho la trama ¿Qué se va a encontrar el público que vaya a ver la obra?

R: Pues se va a encontrar una comedia musical con grandes intérpretes, muy loca, muy punk y divertida. Van a pasar un buen rato, se van a reír, van a disfrutar, algo que me parece imprescindible cuando trabaja cierta temática. Es un trabajo para que el público salga, haya disfrutado, y tenga algo que hablar con el que tiene al lado.

Se van a encontrar eso, una comedia musical muy loca y van a disfrutar de un espectáculo muy visual con la escenografía de Pulpas Estudio, que somos casi todos murcianos y que tenemos la murcianidad muy on fire. Es una opereta, una comedia musical, con un mensaje social, pero trabajado desde el bufón, desde el humor, y sobre todo desde las ganas de compartir con un público algo que nos hace felices.

Tengo un equipazo maravilloso y para mí el teatro es colectivo, es una de las cosas más bonitas que hay. Aunque sea, por decirlo de algún modo, la cabeza del montaje, creo mucho en el trabajo colectivo y en los equipos, y en que esto es una suma de muchos y muchas profesionales que nos hemos unido para contar una historia.

Para mí es el sentido más profundo del teatro es la colectividad, de lo que también habla Cassandra, de la importancia de la comunidad, de la importancia de ser parte de algo, y yo creo que el teatro es eso también.

Entrevista de elaboración propia publicada en la Guia Go!

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