La ciudad de Cartagena fue fundada como por el cartaginés Asdrúbal, sucesor de Amilcar Barca, padre de Anibal, en el año en el año 229 a.C., con el nombre de Qart Hadasht (en púnico Ciudad Nueva), sobre un anterior asentamiento ibérico o tartésico, tradicionalmente identificado como Mastia.
Poco años estuvieron aquí los Cartagineses, ya que, en el año 209 a.C y durante la Segunda Guerra Púnica, los romanos tomaron la ciudad a manos de Cornelio Escipión. La ciudad conoció su apogeo coincidiendo precisamente, con la época que estuvieron aquí los romanos. En esta época la ciudad era conocida con el nombre de Carthago Nova.
- CURIOSIDAD: El cartaginés más famoso y conocido, Anibal, partió de Cartagena (Qart Hadasht) hacia Italia, en su célebre expedición con elefantes para derrotar a Roma en su propio terreno, allá por el año 218 a.C.
La ciudad de Carthago Nova, recibió el rango de colonia romana, fue entonces cuando las nuevas élites enriquecidas con el comercio y la explotación minera proyectaron en la ciudad importantes transformaciones urbanísticas. Se trazó una nueva red viaria y las nuevas calles (decumanos orientados de norte a sur) formaron manzanas (insulae) de diseño cuadrangular. En ellas construyeron alguno de los edificios más importantes de época augustea y del S. I, como el foro, el teatro o el Augusteum.
Tras la desaparición del imperio romano, Cartagena, con el nombre de Carthago Spartaria, formó parte de los dominios de bizancio en la península ibérica, de la que fue uno de sus más importantes ciudades e incluso llegó a ser su capital.
La ciudad fue destruida tras su toma por los visigodos. Tras ello, Cartagena entró en un periodo de decadencia que no fue revertido hasta bien entrada la edad moderna. A partir del S. XVI se potenció el papel militar de Cartagena debido a la importancia estratégica de su puerto, y en el S. XVIII se convirtió en capital del Departamento Marítimo del Mediterráneo.
En el S. XIX, la ciudad fue incluida en la Región de Murcia, desde 1833. Vivió las vicisitudes del sistema liberal español con episodios como la insurrección de 1844 o la famosa rebelión cantonal de 1873.
Desde finales del S. XIX, y durante el S. XX, la economía de Cartagena se basó en la explotación del cinc, plata y plomo de la sierra minera, cuya prosperidad se manifestó con la construcción de los numerosos edificios modernistas, salpicados por toda la ciudad, y también en la explotación del sector químico.
En la actualidad, agotados los filones mineros, Cartagena vive principalmente de la construcción y reparación naval, el refinado de petróleo y la exportación de aceite de oliva, frutas, cítricos, hortalizas, esparto, vino y productos metálicos. Hoy en día, Cartagena también es una de las principales bases navales de España.
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