El concepto de carga mental no es nuevo. Históricamente ligado al cuidado de los mayores o al entorno laboral, en 1996 la socióloga Susan Walzer comenzó a usarlo en su estudio Thinking about the baby para hablar de las mujeres que se sienten abrumadas por las responsabilidades del trabajo y del hogar, así como por el cuidado de sus hijos e hijas.
“Las mujeres hemos sufrido más carga mental porque, por distintos motivos, siempre hemos liderado los cuidados”, explica a SINC Montserrat Lacalle, doctora en Psicología y docente en la Universidad Autónoma de Barcelona. “Además, en las últimas décadas hemos entrado en el mercado laboral sin que esto haya comportado un cambio en el resto de las obligaciones, lo que propicia la saturación”.
Este estrés psicológico adicional y muchas veces invisible fruto de la presión doméstica y laboral ha sido investigado en todo el mundo, especialmente en los últimos años. Un artículo publicado en octubre de 2023 analiza la división por sexos de toda la actividad que supone organizar una familia y las tareas del hogar en los países europeos y lo que esto supone en la progresión laboral.
Las mujeres hemos sufrido más carga mental porque, por distintos motivos, siempre hemos liderado los cuidados
Montserrat Lacalle, psicóloga de la UAB
“Las mujeres prosperan menos en el mercado laboral que los hombres. Una de las razones es que realizan mucho más trabajo no remunerado en casa, un hecho bien documentado en todas las sociedades”, dice a SINC Andreas Haupt, sociólogo que trabaja en el Instituto de Tecnología de Karlsruhe (Alemania) y coautor del estudio.
“Sin embargo, investigaciones recientes especulan con que estamos pasando por alto una dimensión crucial de las tareas domésticas que llamamos trabajo cognitivo. Esto incluye planificar, organizar, programar, anticipar, seleccionar opciones o recordar cosas. Y grandes cantidades de estas labores (además de otras remuneradas) aumentan en gran medida los niveles de estrés de las mujeres”, añade.
“Pero no es el trabajo cognitivo en sí lo que estresa, sino las tareas complejas, frecuentes o con escaso control sobre el resultado. Por lo general, se trata de acciones que afectan a otros miembros de la familia (en particular, niños pequeños y ancianos)”, continúa Haupt. “Y las mujeres asumen este tipo de funciones con mucha más frecuencia y en mayor proporción que los hombres, por lo que manifiestan niveles de agotamiento significativamente más elevados”.
El engaño del reparto de tareas
A pesar de que hoy en día en muchas familias se comparten funciones, aún se está lejos de conseguir un equilibrio y una división equitativa. “Si queremos un sistema igualitario, eso no se describe como una ayuda por parte de los hombres, sino cómo los dos miembros de una pareja actúan en pro de un mismo objetivo”, recalca Lacalle.
“Uno de los mayores obstáculos para un reparto justo del trabajo cognitivo en la pareja es la falta de conciencia”, expone por su parte Dafna Gelbgiserb, la otra coautora del estudio. “La mayoría de los miembros simplemente no reconoce las labores del otro. Además, es crucial advertir que estas tareas pueden provocar un estrés continuo importante, con consecuencias negativas para la vida familiar y laboral”.
A pesar de que hoy en día en muchas familias se comparten funciones, aún se está lejos de conseguir un equilibrio y una división equitativa
“Hay que dejar claro que las mujeres no son naturalmente mejores para organizar el hogar, este es un mito persistente. Estas normas de género generan fuertes expectativas para que ellas hagan más este trabajo”, insiste Gelbgiserb. “Si las sociedades quieren promover estilos de vida igualitarios, este tipo de desigualdad debe abordarse y, por tanto, sacarse a la luz”.
Aunque el trabajo no analizó el caso concreto de nuestro país, sus datos no muestran grandes diferencias entre territorios de Europa en la relación entre trabajo cognitivo y agotamiento. “Suponemos que España encaja bien en el panorama general”, sostienen.
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