Caer hacia arriba.
Los fundamentos técnicos de la técnica Martha Graham parten del desarrollo de un lenguaje codificado a través de la investigación de las posibilidades expresivas de su propio movimiento, el cual está basado en la respiración y los principios de contracción y relajación, teniendo como objetivo aumentar la actividad emocional en el cuerpo del bailarín. Se muestra lo más profundo de las emociones humanas a través de movimientos que son marcados, intensos y directos.
Buscaba expresar sensaciones más allá de la gracilidad, quería emociones fuertes y respuestas viscerales. Se relaciona con la energía sexual, por la zona en la que se enfoca el inicio del movimiento, pero ella lo denomina erotismo, no habiendo nunca contenido explícito en sus espectáculos. A pesar de esto es imposible negar que tanto técnica como espectáculos te conectan con tu raíz y tus instintos más animales, por la utilización de la pelvis como motor del movimiento.
Los extremos del cuerpo, brazos y piernas (con mucha importancia de manos y pies), se utilizan para crear imágenes y trasladar al cuerpo en el espacio. Hay un trabajo muy asociado al desplazamiento del peso, tanto de pie como a nivel del suelo, siendo una de las primeras en introducir este trabajo tras ver a Ronny Johansson emplearlo y darse cuenta así de la fuera que se puede conseguir utilizando los músculos del torso.
El torso-pelvis es el eje central para la expresión de las emociones, pues aquí se albergan nuestras vísceras y emociones más primarias, conectadas con la respiración al todo nuestro cuerpo y más importante, al bombeo de nuestro corazón, que se modifica directamente en cada inspiración y exhalación.
La contracción va a asociada a la exhalación, y contrariamente a lo que la palabra sugiere, no consiste en hacerse más pequeño, sino en alargar los espacios vertebrales al permitir el que el aire llegue hasta ellos con la espiración; se asocia a la manifestación del dolor y el sufrimiento, y a menudo en la realización de los ejercicios de técnica se oye una pequeña emisión de voz, similar a un golpe, provocada por la contracción y la salida del aire, que nos recuerda a un grito de dolor.
En la “relajación”, no hemos de dejar que nuestro cuerpo caiga, sino que seguimos manteniendo su tonicidad, pues estamos permitiendo al aire entrar de nuevo en nuestro sistema; esto es porque nunca se pierde la conexión con el abdomen y los músculos que se emplean, gracias al continuo foco en la respiración. Es una sensación de caer mientras subimos, al contrario de otras técnicas de contemporáneo.
Comentarios