
Por qué es recomendable tener propósitos para el nuevo año, aunque la mayoría fracasen
Aunque los datos muestran que muchos propósitos de Año Nuevo fracasan con el tiempo, la ciencia sugiere que establecer metas tiene un valor emocional y psicológico importante. Incluso si no se logran del todo, plantearse un cambio genera esperanza, impulsa el optimismo y protege nuestra salud mental.
Estudios indican que las personas más realistas sobre el futuro tienden a sufrir más ansiedad o baja autoestima, mientras que mantener ciertas ilusiones positivas nos ayuda a enfrentar la vida con más motivación. Por eso, aunque solo una parte de la población logre sostener sus resoluciones a largo plazo, el simple hecho de intentarlo ya es beneficioso.
Además, hay estrategias que aumentan las probabilidades de éxito: fijarse objetivos alcanzables y positivos (como “quiero moverme más” en lugar de “dejar de ser sedentario”), combinarlos con metas concretas y contar con apoyo social o herramientas de seguimiento.
En definitiva, lo importante no es tanto si cumplimos perfectamente nuestros propósitos, sino el proceso de crecimiento que iniciamos al tener la intención de mejorar. No se trata de estadísticas, sino de decisiones personales que pueden marcar la diferencia.
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