Una operación de ‘cirugía electrónica’ espacial revive la ‘Voyager 1’

El pasado noviembre, las antenas que seguían el curso de la Voyager 1 empezaron a recibir un galimatías indescifrable. No es que se interrumpiese la conexión; es que sencillamente aquella retahíla de unos y ceros, el lenguaje informático, carecía de sentido. La sonda se encontraba a más de 24.000 millones de kilómetros de nosotros. En esas condiciones, resulta fantástico que la última avería, la que impedía entender la información que enviaba, haya podido ser resuelta. Desde finales de abril, la Voyager 1 vuelve a telefonear a casa, y uno de los principales teléfonos aquí en la Tierra está a las afueras de Madrid, en Robledo de Chavela, que por primera vez orientó sus seis antenas hacia la sonda estropeada.

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